Sabía que era una tonta infantilidad suya, sin embargo el momento y sentimientos le obligaron a actuar de esa particular manera impulsiva.
Sergio no esperó ni de broma que Max estuviera de acuerdo con ello, pero grande fue la sorpresa que se llevó al recibir la positiva del menor.
Y ahora estaban allí, a cuatro días de haber creado aquel pequeño secreto entre ambos. Fingiendo delante de todos (incluido el padre de Verstappen) que no se dirigían la palabra ni la mirada.
Pero cuando era momento de encontrarse a solas y de cerciorarse cautelosamente que nadie estuviese en la costa y cercanos a ellos, hacían más que mirarse. La realidad era que, inconscientemente comenzaron a esperar que el horario laboral concluyera para verse tras los vestidores y conversar casi animadamente.
Sintiéndose como si acabasen de cometer un crimen.
Iniciaban tímida y seriamente, pero pasados unos minutos el ambiente se amenizaba y cedían ante ese extraño sentimiento de confianza y seguridad que se generaban mutuamente.
Conversaban de trivialidades, sobretodo Sergio quien parecía siempre tener un nuevo tema todos los días. Max se quedaba unos instantes en silencio, escuchando los argumentos, voz y risa que a veces soltaba el mexicano, casi embelesado y aportando de su conocimiento cuando creía necesario.
Esos eran Max y Checo.
Un hombre quebrado por la circunstancias, pero no sin esperanzas y otro, quien aún lastimado intentaba ofrecer de su mano amiga.
Emilian había dejado de prestar atención unos instantes mientras apreciaba las facciones contrarias, admitiendo que el hombre a su costado era uno de los pocos al cual soportaba sinceramente. Al único con el que podría tener actitudes de ese tipo, tan desmesuradas y confianzudas, tan errantes y liberales.
Tan en contra de los deseos de su padre.
Max regresó en sí cuando sintió un leve empujón a la altura de su pierna. Siendo suave y casi juguetón. Jamás habían sentido sus pieles desnudas chocar de ese modo.
Max levantó la mirada y la clavó en los orbes color almendra del mayor, fundiéndose en estos por unos instantes. Le ofreció una sonrisa grácil y lineal, confundida.
Verstappen le regresó con suavidad el empujón, cómplice. Sergio no reconoció el momento en el que Max le arrebató la respiración.
—¿No crees qué hemos demorado más de lo habitual nuestras "duchas"? —Inquiere burlesco. Checo no aparta su rodilla de la del contrario.
Sintiendo la temperatura contraria en aquella zona. Para su sorpresa Max no tenía la piel tan helada como lo imaginó alguna ocasión.
Max sonríe.
—No fui yo el quién empezó a hablar sobre comida y películas tontas —Argumentó, exponiendo el porqué de su demora.
—Las conversaciones son de dos. Y tú, no fuiste hosco —Replica con validez — Tienes la misma responsabilidad Max.
Verstappen entornó los ojos.
—Eres mayor, pero te comportas como un niño.
—Me hace mal relacionarme contigo —Responde.
Y el neerlandés carcajea finalmente, rompiendo el pulcro silencio entre ambos. El mexicano siente una extraña calidez en el pecho al escucharle.
—Soy un Verstappen —Alega. Intentándole hacer ver al mayor que el portar este apellido sólo significaba perfección.
Y ahora Sergio es el encargado de virar los ojos.
—Eres un chiquillo engreído, eso es lo que eres —Alega sin verdadera molestia, únicamente cargado de diversión.
—Soy un increíble piloto.
—Y un soberbio.
Ambos se encargan de añadir etiquetas a la lista de lo que era y no, Max.
Y un alfa dominante, pensó el mexicano.
—Soy atractivo —Esbozó con seguridad genuina.
Y ante aquellas palabras, ambos no pudieron evitar carcajear al unísono.
—Vale, paremos aquí antes de que se haga una batalla campal —Checo se levantó de la banca de madera del lugar, alzó los brazos por encima de su cabeza y se estiró lo más posible, intentando alejar la contractura de su espalda baja.
Olvidando por un momento que Max estaba sentado detrás suyo. Pérez tomó su toalla y la colgó en su hombro izquierdo, viró el rostro noventa grados y observó al contrario.
—Intentemos ser amigos nuevamente.
Y Verstappen tragó saliva en seco, hundiéndose en la mirada del contrario y casi sintiéndose atrapado por la personalidad del mayor.
—¿Acaso... iré escalando en el peldaño de ser o no contigo? —Le detiene de la muñeca sin considerarlo y sin analizar cómo se vería su mirada de cachorro buscando una respuesta clara.
—¿Qué?
Sergio siente la piel picar en aquella zona en donde el alfa le sostiene amablemente (asombrosamente).
Max aún permanece sentado, con una mano alrededor de la muñeca de Sergio y la otra, apoyada en su propio muslo.
—Sabes de lo que hablo, Checo —Refunfuñó entre dientes.
Sergio abre un poco más los ojos ante lo conmocionado que se encuentra, su boca se abre y cierra un par de veces sin poder pronunciar palabra real alguna, y cuando finalmente el omega se va a atrever a aclarar las cosas con Max, la puerta de los vestidores se abre.
Sergio y Max miran hacia aquella dirección.
—Max, explícame esto —Jos Verstappen no sólo se escucha sorprendido, sino también irritado.
Emilian aleja rápidamente su mano de la de Pérez, saltando de su lugar como si fuese un resorte.
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Amores Enemigos
Fanfiction•Sergio Pérez & Max Verstappen •Omegaverse •Red Bull El más grande secreto de Sergio Pérez o más conocido como Checo Pérez finalmente sale a la luz, y un alfa un poco dominante no está contento con la nueva noticia. Aparte de no ser alfa, resultaba...