63. Cumpleaños (1:3)

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Admite no haber dormido demasiado por los nervios. Pero en realidad no le importaba.

Se escabulló fuera de la cama, corriendo sobre las puntas de sus pies y directo al armario que había dentro de su habitación. Pensó unos instantes sobre que prenda tomar, desviando su atención hacia la ropa de su pareja.

—No se molestará —Afirmó. Tomando una playera blanca, poniéndosela y saliendo nuevamente.

Se cercioró de que su alfa siguiera dormido, y a pesar de que los deseos de  volver y recostarse en la cama para despertar a Emilian con castos y amorosos besos parecía ser una idea bastante tentadora, se dignó a apreciarlo a lo lejos y salir pronto de su habitación con sumo cuidado, evitando a toda costa generar algún sonido o tropezarse.

Antes de salir tomó sus pantuflas para evitar estar descalzo.

Corrió hacia la planta de abajo, cerciorándose por última vez en que su novio continuara dentro de la habitación. Se acercó hasta la entrada de su casa en Mónaco, quitándole el seguro y los pasadores para después abrirla con delicadeza y lentitud.

Asomó su rostro.

Varios pares de ojos y personas de diferentes alturas se vieron del otro lado, Checo sonrió. Abrió la puerta por completo, haciéndose a un lado e invitándolos a pasar en silencio.

—Estuve a nada de tocar el timbre —Daniel mencionó a murmullos, divertido y con su clásica sonrisa amplia.

Checo le plantó una palmada al costado de su brazo. Siendo su forma de reprenderlo.

Ricciardo rió muy en bajo. Saludando al omega finalmente. Cada uno de los invitados besaron una o dos veces (por cultura) los mofletes y mejillas regordetas atiborradas de pecas del omega dominante y madre de la manada, adentrándose únicamente cuando sus labios se postraban sobre la piel del mexicano.

—¿Dónde dejo el pastel? —Lance encuesta en un tono de voz moderado.

—Ven —Hizo un ademán rápido con su mano derecha — Los demás, lávense las manos y pobre de aquel que haga ruido. No querrán conocerme molesto — Masculló, amenazándoles.

Los pilotos se golpearon entre sí y molestaron, intentando hacer reír o generar algún ruido que despertara a Verstappen, también conocido en aquel día como "el Bello durmiente".

Lance siguió a Sergio, limpiaron el pastel de tres leches, durazno y vainilla con almendras en el refrigerador, dejándolo allí.

—Logan vendrá con el otro pastel dentro de poco —Indicó Stroll, bastante sonriente — ¿Sigue dormido?

—Sí. Así que tendrás que esperar para comer pastel, Lance —Soltó una risilla.

Stroll se vio interrumpido por la vibración de su teléfono, lo tomó y cogió la llamada.

—Diga.

Sergio aguardó.

—Espérate, ahora te envío la dirección. Y no llames mientras conduzcas, idiota —El canadiense le regañó, finalizando la llamada y encargándose de enviar la dirección de la casa de Max y Sergio.

—¿Acaso Nyck no venía con él? —Averiguó.

Stroll negó.

—Tenía un compromiso con los directores de la Formula E y Mahindra Racing, parece que ya tiene un equipo —Informó al mayor, sonriendo mientras se lo comentaba.

El omega dominante se sintió enormemente feliz de saber que el chico de nacionalidad neerlandesa tendría trabajo y un asiento, no importase si fuese en otra categoría.

Amores EnemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora