29. Miami

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Estaba peor que furioso.

—Tsk —No disimuló su disgusto. Pisando durante unos momentos más a fondo, el acelerador.

Sabía que el sentimiento no provenía de su animal, después de todo lo había adormilado e inhibido durante unas horas antes de que el efecto de los parches se pasara, así que ese enojo y frustración sólo venía de él y de nadie más.

Definitivamente ese circuito le pertenecía. Estaba dando una magnífica carrera... de no ser por el jodido silencio del paddock hacía con él.

Sabía que Max no había cambiado sus neumáticos, era la vuelta cuarenta y él iba delante suyo y con un tiempo demasiado bueno.

Sergio estaba orgulloso de Maxie, reconocía lo competente y desafiante que era su novio dentro de la pista (y fuera de esta), pero lo que más le fascinaba del neerlandés era que no le cedía, no le trataba diferente sólo por tratarse de un omega recesivo, o su pareja.

Sin embargo, estaba en serio conflicto con aquellos que le trataban diferente. No como un piloto más. Ahora no sólo era un "segundón" para algunos trabajadores del paddock, sino también un casta inferior y un mexicano.

Odiaba la discriminación de cualquier tipo y que le catalogaran. Que no confiarán o le apoyaran al igual o siquiera un poco cercano a lo que Max era para el equipo, sólo por su procedencia.

No era imbécil.

Algunos de sus compañeros de equipo, detestaban a los mexicanos.

Xenófobos de mierda, pensó el tapatío. Molesto.

Y finalmente observó el auto del alfa integrarse a la curva que le dirigiría al box, y aunque sabía que le daría la ventaja por una o dos vueltas como máximo, Max regresaría y tomaría lo que le pertenece desde la vuelta quince.

Pero lucharía.

Sergio no sé la dejaría sencilla a pesar de que sabe el final de aquel circuito. No se llevaría el primer lugar y quedaría como segundo y aunque no le molestaba en lo absoluto y disfrutaba de compartir el podio con Max, le dejaba un mal sabor de boca las actitudes de algunos de Red Bull Racing.

No lo querían.

Y después de que Emilian luchara por el primer puesto contra él, y se lo arrebatara en una magnífica maniobra, continuando así por las últimas vueltas. Sergio no pudo evitar sentirse disgustado.

No se sentía feliz.

Checo —La voz del alfa dominante y su mirada oceánica se clavó en él cuando se encontraron subiendo al podio.

No sabe en qué momento se encaminó monótonamente hasta allí.

—¿Estás bien?

Y Sergio borró la mala cara, sonrió un poco forzado y se obligó a regresar a su realidad.

—Felicidades Maxie, gran carrera —Le abrazó fuerte entre sus brazos, cubriéndole de amor con una simple acción.

El animal interno del neerlandés se sintió emocionado por la muestra del tapatío, así que inmediatamente correspondió. Se separaron al poco tiempo y Fernando Alonso se acercó hasta el omega, dándole una amistosa palmada sobre su hombro para después estrecharlo del mismo modo entre sus brazos.

Fue una buena carrera. Corriste increíble —Farfulló en el oído el español al mexicano.

Suponiendo la razón del mal estado que pudo pasar desapercibido para miles, pero no para él.

Sergio cerró los ojos por fracción de segundos, para después soltarle y tomar su distancia para así, dirigirse al peldaño correspondiente.

No es suficiente. Un increíble no es suficiente, retumbó una y otra vez aquellas palabras dentro de la cabeza del mexicano. A nadie le parecerá suficiente un "increíble" de mi parte, miró a todo la gente aplaudiendo, coreando y gritando alegremente a los tres.

Se sentía insuficiente.
No le llenaba su resultado.

Observó a los trabajadores de Red Bull Racing.

No es suficiente.

Se tragó el nudo de su garganta con dolor, mientras que saludaba a la gente con una sonrisa fingida en sus labios. Haciéndoles creer que estaba bien.

Y jamás lo será.

Aplaudió cuando le entregaron su premio. Sintiendo como su orgullo era pisoteado por gente que sólo buscaba dañarle o menospreciarle, por sus propias inseguridades.

Necesitaba un minuto a solas.
Definitivamente Miami le dejó con bastantes cosas que considerar.

Amores EnemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora