23 minutos exactos.
Y él logró moverse apenas un escaso centímetro hacia la izquierda; era como si su cuerpo se hubiese quedado estático e inamovible sobre el asiento durante su espera.
Sus manos transpiraban de la ansiedad y de la emoción que le generaba volver a ver al hombre al cuál le llevaba algunos años de diferencia, pero que aún así se las había ingeniado para ser el futuro padre del bebé que ahora crecía en su vientre.
El neerlandés que le había arrebatado el corazón, para después resignarse a devolvérselo y con la única diferencia de haberle añadido una nueva actualización, estaba de camino a su casa. Y él, no había sido capaz de moverse u hacer otra cosa, todo porque decidió voluntaria pero inconscientemente seguir de una extraña manera la sugerencia de Max.
"Espera a por tu alfa, omega". Sí su lado animal no se hubiese puesto de acuerdo en acatar tan deliberadamente la "orden" del hombre de hebras rubias, él estaría esperándole sin ansiedad. Al menos le agradaba tener la notoria sensación de alegría centelleante, ilusión y confianza en tener la cercanía de su pareja, que exteriorizaba su lado instintivo.
Admitía que la parte racional o humana de él también le agradaba la idea de tener la compañía de Emilian.
El timbre le provocó un espasmo, observó su reloj y se dio cuenta que tan sólo habían pasado veinticinco minutos. Se levantó del asiento, limpió sus manos con el pantalón de mezclilla y se acercó hasta la entrada de su casa con bastante nerviosismo.
¿Acaso quieres qué huela tu ansiedad? Contrólate. Se reprendió mentalmente. Finalmente Sergio tomó el picaporte de la puerta y dando un largo pero silencioso suspiro rápido, abrió la puerta sin cerciorarse de quién se trataba.
Recibiendo de golpe la fragancia masculina y dominante de Max. Pareciendo sutilmente más intensa que en su anterioridad.
Sergio se aferró al picaporte por inercia.
—Max —Su voz salió más aguda de lo planeado. Se mordió la lengua inmediatamente, aclarando su garganta.
El holandés alejó su mano derecha de la agarradera de la maleta de cuatro ruedas, dando un paso en dirección del contrario e inclinándose hacia delante y envolviendo así, al mexicano, con firmeza amable y bastante alivio de volver a verle después de esos largos días sin su presencia.
—Checo —Farfulló poco después de haber ocultado su rostro en el cuello de su novio.
Percibiendo con mayor facilidad el aroma dulzón y aún más apasionado, no dejando de lado los matices viriles y únicos. Su alfa se deleitó de notar que la fragancia de su omega era aún más enérgico.
—Venía a invitarte a cenar —Mencionó con la voz ahogada por culpa de la tela que cubría parte del cuello y clavícula de Sergio — Pero no tengo ganas de observar a la gente merodear a tu alrededor — Suspendió a Pérez en el aire, alejándolo del suelo unos cuantos centímetros.
Sergio se dejó hacer, no siendo capaz de siquiera reprocharle por su actitud.
—Max, la maleta.
El neerlandés gruñó.
—Tómala.
Checo estiró la cabeza un poco, observando por encima del hombro de Max para observar dónde estaba la maleta. Tuvo que alargar su brazo izquierdo con tal de alcanzarla y arrastrarla hacia dentro de su casa.
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Amores Enemigos
Fanfiction•Sergio Pérez & Max Verstappen •Omegaverse •Red Bull El más grande secreto de Sergio Pérez o más conocido como Checo Pérez finalmente sale a la luz, y un alfa un poco dominante no está contento con la nueva noticia. Aparte de no ser alfa, resultaba...