13. Más

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—Buenas tardes, Checo —Jos Verstappen saluda cordial.

Pero el alfa mayor no aparta la vista de su pupilo. De su hijo.

—Buenas tardes, señor Verstappen —Corresponde transparente. Sin embargo el temor a que Max fuese reprendido verbal y psicológicamente por el patriarca de los Verstappen le hacía sentirse casi incómodo y asustado.

Sergio amarró a su cintura la toalla blanca para cubrir sus piernas desnudas, sintiéndose un tanto cohibido al ser visto de ese modo por el padre de Max, aún siendo que el contrario le encontró en otras ocasiones en las mismas circunstancias, no obstante, su relación entre él y los Verstappen actualmente era diferente.

Después de escucharle decir todo aquello aún cuando sabía que Jos pensaba eso de él, no lo aceptó hasta que lo comprobó.

Hay una lucha interna por parte de los tres. Sergio no quiere alejarse y dejar a la deriva tan sencillamente a su compañero de carrera, pero también sabe que por respeto debe escabullirse hasta las duchas. En cambio Max está considerando en sí pronunciar o no palabra alguna y no exactamente en dirección de su padre. Y Jos, él sólo quiere sermonearle y reprenderle a su hijo por ir en contra de sus pedidos o mejor dicho, deseos.

—Señor Verstappen —Sergio se atreve finalmente a romper el silencio tenso entre los tres.

El de orbes grisáceos le observa un tanto fulminante. Había olvidado que Pérez era alguien rebelde e "imprudente", pero al menos admitía que aquello le agradaba más que un omega sumiso y condescendiente.

Sergio —La voz de Emilian llama la atención de los presentes — Hablaré con mi padre... a solas — Max no se atreve a mirar al rostro a ninguno de los presentes, sintiéndose impacientado y casi impotente.

No era capaz ni siquiera de encarar a un omega recesivo. Quizás porque se trataba de Sergio Pérez o posiblemente porqué comenzaba a sentirse más confundido de lo habitual con relación al mayor.

—Sergio concede sin reproches. Observa impulsiva, profunda y efímeramente el rostro nívea y casi inexpresivo de no ser por esa expresión de impotencia y culpabilidad que se desdibujaba cruelmente — Hasta luego, sr. — Se despide, se da la media vuelta y se marcha finalmente directo a las duchas.

No es hasta que ambos Verstappen escuchan el agua correr, que comienzan con su conversación.

—Al menos has logrado que sea menos imprudente y testarudo contigo —Expresa con mínima paciencia — Sin embargo — Refunfuña entre dientes — Te doy una orden muy sencilla y decides romperla e ir en contra de mi petición, muchacho — Reprocha molesto.

Max baja la mirada por respeto.

—¡¿Qué significan esas palabras?! —Jos no puede evitar elevarle la voz al menor. Respira hondo cuando lo nota e intenta recuperar la compostura — ¿Acaso estás buscando fortalecer una posición con Pérez? O ¿será que por ser un omega recesivo pertenece a tu alfa? — Enarcó una ceja, incrédulo e irritado por la actitud "rebelde" del más alto.

—No todo se trata de posición, papá —Responde algo bajo, pero no tambaleante cuando finalmente es su turno de pronunciar palabra alguna.

—Así que mi suposición era cierta —Resopló indignado — Los amigos te distraen, interrumpen en tu desarrollo y te estancan sin darte cuenta y cuando finalmente lo notas, es demasiado tarde — Sermoneó con un mínimo de realidad, no obstante el punto de Jos estaba nublado por experiencias propias y decisiones tomadas en el pasado.

—Sergio no desea detenerme.

—¡Sergio quiere tú lugar! ¡Quiere suplantarte! —Vocifera en bajo. Intentando que no escuchara nadie más que no fuese su hijo.

Max tensa la quijada.

—No es interesado.

—¿Y cómo estás tan seguro? ¿Acaso lees las mentes o sientes lo que otros sienten? Porqué de ser así, ¡Bravo, hijo! Has callado a tu padre —Ironiza frustrado.

Max niega.

—Entonces son sólo cursilerías tuyas —Gruñe — Recupera la compostura, ¡se aquel hombre de cabeza fría que alguna vez corrió en la pista y todos temían! ¡No pierdas el control, Max! — Regañó con firmeza y severidad.

Emilian asintió.

—Está bien.

—Espero que hayas comprendido está ocasión, porque de lo contrario, tomaré cartas en el asunto —Advirtió seguro — Ve a ducharte, te espero en la salida — Informó. Se dio la vuelta y salió de los vestidores, dejando al alfa dominante con un nudo en la garganta y miles de pensamientos.

Calculador y atemorizante en la pista, pensó Verstappen.

Inhaló hondo cuando su corazón no sintió más presión, percibiendo ahora la fragancia ansiosa y preocupada de Sergio Pérez recluido en las duchas.

Necesitaba encontrar una respuesta y solución a todo aquello antes de que la situación le sobrepasara. Estaba agotado, la fe se marchaba de su vida y se sentía vacío.

Quería pensar las cosas.

Amores EnemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora