64. 37.7º y cuidados

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Quitó su casco. Quitó su balaclava. Acomodó su cabellera sedosa y negruzca. Y observó al alfa delante suyo.

El suave toque vainilla revoloteó por el aire: coco y té de manzanilla también hicieron acto de presencia. Sergio había decidido ocupar un par de parches que disminuían la intensidad de sus feromonas sin comprometer su salud o la del feto. Por lo qué no le preocupaba ser una distracción para su garaje o su novio, quién también parecía estar de mal humor por la práctica.

—No me informaste sobre la sanción, Bird.

El alfa negó con un movimiento de cabeza sutil. Aceptando a medias su error.

—No quería que te enfocaras en ello. Sueles perder la cabeza cuando estás bajo presión —Justificó el hombre más alto. Un pinchazo de incomodidad golpeó el pecho de Sergio.

—Suelo empujar al límite el auto. Creí que no era necesario desgastar más los compuestos y ahora saldré desde la tabla media por creer que estaba a salvo, Hugh —El mexicano manifestó sus opiniones al respecto, discrepando en lo que él alfa creía y lo que él pensaba.

El hombre de lentes asintió, esta vez manteniendo silencio.

—Está bien —Resopló — Intentaremos que las cosas funcionen para el resto del fin de semana ¿de acuerdo? — Sergio intentó mantener recuperar la tibieza que caracterizaba su temperamento, se dio la media vuelta y se dirigió hacia los computadores que mostraban los datos recopilados y la estructura que manejarían para recuperar unas cuantas posiciones.

Cada día resulta ser peor, pensó inconscientemente el tapatío. Guardándose sus malestares para sí mismo.

Viernes llegó a su fin. Sábado resultó ser un poco mejor para los pilotos de la escudería austriaca, consiguiendo los puntos máximos de la Sprint. Domingo comenzó a asomarse.

—¡Corran menos los panzones! —Fénix vociferó en inglés, concluyendo su oración con una palabra en español.

Fernando y Carlos apenas si lograron captarla gracias a los memes que encontraban en Instagram. Sergio fue el único en entenderla en su entereza.

—¿Qué? —Varios manifestaron en alto su confusión.

—Qué corran menos los que esperan cachorros —Ensanchó su sonrisa al ver el cambio de expresión de los pilotos. Haciendo énfasis en su prematuro entendimiento.

Finalmente se dispersaron por el grande lobby, carcajeándose y lanzándose las almohadas decorativas de los sillones. Los omegas gestantes trotaron (y corrieron dependiendo el cómo se sentían) por el lugar, cubriéndose con alguno de los cuerpos de sus amigos con tal de evitar ser golpeados suavemente con los cojines -o besados- por sus propios alfas a modo de quemado.

—¡Dios! ¡Pausa! —Sergio se detuvo, sofocado por la intensa risa que se le escapó al ver a Max tropezarse con una maceta y caer encima de Lewis y Sebastián, haciendo un efecto dominó.

Sergio se sostuvo de las rodillas al no poder dejar de reírse, poniéndose un poco rojo por culpa de esto.

—Tsk, quítate —Escucharon los presentes por parte de Hamilton.

—Voy, idiota —Gruñó Verstappen.

Vettel había logrado esquivarlos apenas, moviéndose desarticulada y chistosamente para hacerse a un lado, llevándose únicamente un codazo en las costillas.

Se manotearon un par de veces antes de separarse, fumigándose con la mirada.

—Ya me cansé —Yuki corrió al sofá, lanzándose a este sin cuidado alguno. Apropiándose de todo el largo.

Amores EnemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora