27. Nido

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Max acomodó una almohada detrás de la espalda de Sergio, evitándole estar demasiado alejado de su cuerpo y tener espacio innecesario entre ellos.

Se dejó caer sobre el colchón cuando dio por terminada su tarea en aquella área, llevando sus brazos al cuerpo del mayor para después atraerlo hacia él y sostenerle con seguridad y firmeza amable.

—Hace años no hacía un nido.

—Para no haberlo hecho, a sido perfecto —Elogió.

—Max Verstappen de verdad que está enamorado. ¿Elogiar a alguien que no sea a sí mismo? —Bromeó suavemente el tapatío.

Max se rió.

—Se trata de ti. Puedo permitirme hacer eso —Incrustó su nariz en el pelo ondulado y alborotado del de tez apiñada, casi blanca.

Checo entrelazó sus piernas con las del neerlandés.

—¿Ahora sí?

—Sí.

Sergio entornó los ojos con diversión. Era un orgulloso el hombre delante suyo.

—¿Ya deseas hablar sobre el asunto de Alonso y Norris? —Lo atrae más hacia su cuerpo, si es que se podía.

Checo se abrazó al neerlandés, sintiéndose más tranquilo. Respiró hondo, capturando el exquisito aroma de Max.

—Fernando es mi mejor amigo, lo amo como a un familiar. Reconoces mi amor por la familia —Puntualizó con calma y soltura, Max no emitió sonido alguno sin embargo el mexicano bien sabía que el neerlandés le escuchaba — Él es bueno, bastante.

Se detuvo un momento.

—Pero, hace años que no entabla una relación realmente seria. Nada más allá de una noche o unas semanas —Suspiró — No le teme al amor ni al compromiso, pero Alonso está enfocado en su trabajo y en ser el mejor — Besó la mandíbula del neerlandés.

Max habló finalmente.

—No es excusa.

—No todos tenemos la misma filosofía de enfoque —Destaca — Antes de formalizar esto o pensar en ti como una pareja, me resigné a no formar una familia, ni siquiera pensé en emparejarme — Confesó sin temor pero con suavidad.

—Parece ser muy difícil.

—No lo es, Max —Suspiró cansado — No necesitamos de alguien para vivir nuestra vida... pero cuando llega alguien que nos hace querer volver a enamorarnos, entonces — Sus emociones se atascaron junto a sus palabras a la altura de su pecho.

Estaba hablando por experiencia. Quizás Fernando y Lando sólo estaban pasando el rato y con intenciones a desfogarse.

Algo de una noche.

—¿Estás bien?

Checo asiente, ocultando su rostro en el pecho trabajado y fuerte de Max.

—Sólo me causa un poco de inquietud verles tan aferrados y al final del beso, sonrientes —Mordió su labio inferior — Conozco la mirada de Alonso. Él está cayendo por Lando y no sólo Fernando me preocupa, ambos lo hacen — Asevera con pesadumbre.

Max percibe el té de manzanilla y tonos amaderados combinándose con un toque fresco, tierra húmeda. Gruñó.

—Estás muy preocupado por tonterías.

—¿Tonterías? —Se sintió indignado — Son nuestros amigos — Destacó lo obvio.

—Me refiero al romance entre ellos, Checo —Le obligó a que elevara el rostro y le mirara — Son adultos, toman decisiones en base a su juicio y aunque un consejo nunca viene mal, en conclusión, son los que tienen la elección final.

Amores EnemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora