32. Jos Verstappen

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Los rayos de luz se colaban exquisitamente por la ranura de las cortinas, haciendo un embriagador y radiante ambiente para ambos.

Pero Max no lo esperaba, nadie creería que terminaría por descubrirlo tan pronto.

El hombre no era idiota. Sin embargo, tampoco era un sujeto paciente y el cual se tragara cualquier mentira u omisión, menos cuando implicaba demasiado.

Elevó la mano y golpeó con mesurada fuerza a la puerta de la habitación 219. Esperó fracción de segundos antes de que su hijo, Max Emilian Verstappen le abriera de un sólo movimiento, dejándole ver casi anonadado.

No había temor. Quizás shock y nerviosismo.

Max reconocía como a la palma de su mano el golpeteó de los nudillos de su padre contra algún objeto.

—Espero que Sergio se encuentre en un estado que pueda ser visto, Max —El tono es neutro, pero hay amenaza en cada una de las letras de sus palabras.

Max traga saliva en seco. Su alfa se siente dominado por la presencia de su padre, después de todo, era el "jefe" de su manada.

Más no el verdadero líder.

—Lo está.

—Percibo que fue su celo —Jos Verstappen le observa severo e imperturbable — ¿Me permitirás pasar o tu animal prefiere dejar a su padre afuera? — Es casi sardónico.

Max inconscientemente se hace a un lado, permitiendo que el hombre mayor se adentrara a la habitación que actualmente Sergio y él, compartían.

Por fortuna, Checo ya había escuchado y percibido la fragancia de Jos Verstappen, lo que le obligó a levantarse de la cama y buscar su pantalón deportivo y tomar la primera playera que encontró en el suelo. La cual le pertenecía al alfa dominante.

—Sergio —Saludó disgustado el hombre mayor de la habitación.

—Sr. Verstappen —Intentó mantenerse de pie.

Su omega recesivo ayudó a mantenerse sobre sus pies, orgulloso y desafiante.

—Preguntaré por qué así mis valores me lo obligan —Le mantuvo la mirada al mexicano — Sé que mi hijo es incapaz de hacerlo, pero ¿se aprovechó de ti? — Encuestó con severidad.

Max todo el tiempo se mantuvo silencioso.

—¿Qué?

—Por lo visto, tú confusión y sorpresa me afirma que no a sido el caso —Una corta pausa surge, pero no duda ni mucho menos titubea en lanzarle la siguiente pregunta — ¿Y tú? Después de todo, los omegas en celo terminan por hacer que los alfas pierdan el control de sí mismos y caigan ante los juegos de seducción — Ataca verbalmente al mexicano.

—Papá —Interviene el neerlandés joven.

—¿Acaso vas a defenderlo? ¿No es lo suficientemente mayor para hacerlo por sí solo? —Jos en ningún momento apartó la mirada del mexicano, quien lentamente sentía a su animal interno removerse indignado y molesto, pero que permitía que su raciocinio le controlara y evitara una guerra entre el patriarca de los Verstappen y él.

—¿Y usted no es lo suficientemente maduro para comportarse dignamente y cómo alguien de su edad? —Sergio no es capaz de quedarse en silencio, al mismo tiempo cayendo en los juegos del mayor de los tres presentes.

—Checo —El alfa dominante y menor intenta tranquilizar a su pareja. Intentando de algún modo no agrandar el problema.

Jos esboza una sonrisa ladina y apenas perceptible que está cargada de soberbia y altanería. Sabiendo que tenía el corazón de su hijo sobre de todo.

Amores EnemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora