Capítulo 4

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Santo Dios, que cosa más intensa habían leído mis ojos, se sabían mi nombre completo.
De todo lo que pude imaginar que leería, tal vez alguna novela grotesca o incluso algo peor, jamás imaginé que un contrato en el que yo acepto someterme a una relación falsa con un famoso que apenas conozco, comprometiéndome a cumplir con las normas descritas en el mismo, vaya estupideces.
Justo a mí tenían que pasarme estas cosas, ¿Y por qué a mí? Mi vida estaba bien aburrida y sin chiste, para algunos, tan solo siendo una estudiante de 22 años que trata de luchar por sus metas, ahora resulta que podría tener un trabajo seguro con buen sueldo sin haber terminado la universidad, y para rematar, un novio famoso que me dará reconocimiento, vaya mierdas.
Si mis padres se enteraran de esto seguro se vuelven locos y van a golpear a Christopher, claro que terminarían el trabajo si supieran que me jugaron una 'graciosa' broma al hacerme creer que me secuestraron.
¿Qué tenía que pensar? ¿Debía decir no en cuanto los vea o negociar algo como tanto quieren? ¿Acaso podría fingir amor hacia una persona? Christopher no me cae muy bien luego de sus gestos y actitudes de niño chiquito, por supuesto que enamorarme no está dentro de mis términos, ¿Para qué? Eso solo te provoca dolor, además, no te puedes enamorar de alguien que no quieres en lo absoluto.
¿Pero por qué pensaba en eso? ¿Acaso habría una posibilidad de decirle que sí? Pues seguramente así era, me tentaba demasiado eso del trabajo, podría ser una opción perfecta para un auto y la casa que tanto sueño, pero maldita sea, ¿A qué precio? ¿No podía obtener el trabajo sin tener que pasar por el amor falso? ¿Quién diría que después de ese corazón destrozado, mi próxima relación sería de mentiras? Después de todo mi vida no era tan aburrida.
Sea lo que sea, por ahora estaba segura de que no iba a firmar absolutamente nada, tal vez mañana cuando esté frente a esas personas otra vez, pueda convencerme de decir no o cambiar de opinión, no quería precipitarme a nada todavía.
Dejé el contrato en el sobre y lo escondí en mi mochila, si mi mamá viene a verme más tarde y por curiosidad lo revisa, soy mujer muerta.

|Al día siguiente|

Después de mi examen final, mis últimas clases fueron de lo más normales, ahora tenía vacaciones durante un mes y medio hasta iniciar mi último año en la carrera, eso era genial y me encantaba, lo que no me gustaba para nada era que ahora mismo iba de camino al hotel de esos chicos, mi momento había llegado.
Una vez estando afuera le marque a mamá para decirle que no llegaría temprano a casa porque saldría a celebrar con mis amigos el cierre de ciclo, y aunque bien pude hacerlo, me encontraba a punto de cometer una locura.
Ella no puso objeción así que cuando terminé de hablar con ella le marqué a Clara, quién envío a Zabdiel para llevarme con los demás.

- Hola ___ - Dijo amable.
- Hola, mm, ¿Zabdiel? - Dije un poco dudosa, aunque estaba casi segura de que sí era él.
- Estás en lo correcto, vamos adentro -.

Yo asentí y lo seguí.

- ¿Estás lista para dar una respuesta? - Me preguntó cuando íbamos en el ascensor.
- La verdad es que no, no tengo ni la más mínima idea de lo que voy a hacer, me sentí rara cuando leí ese contrato, es que incluso habla de mencionarle al otro sobre posibles infecciones de transmisión sexual, ¿Eso para qué? No es como que al público deba contarsele cuántas veces por semana tenemos sexo, Dios, ¿No te parece ésto estúpido? - Mencioné lo más sincera posible.

No tengo intenciones de poner cara de asustada o confundida cuando solo podía sentir cosas raras.
Zabdiel río levemente.

- Puedo entenderte, bueno, no debe ser fácil aceptar todos esos términos con una persona que apenas conoces - Comentó.
- Y que además es odioso, aunque sea tu amigo -.
- Entiéndelo un poco, no quería una novia falsa pero sabe que debe remediar lo que él solito arruinó y eso le molesta, pero cuando lo conozcas bien verás que te caerá mejor - Aseguró.
- Ustedes son sus amigos, obviamente con ustedes es real y no tiene temor de mostrarlo, pero yo voy a ser como su enemiga tal vez, es obvio que no me quiere de ninguna forma, y está bien, no quiero que por ayudarlo se vea en la necesidad de ser bueno conmigo o me muestre algo falso -.
- ¿Siempre sueles decir lo que piensas? - Preguntó interesado.
- La mayor parte del tiempo sí, no me gustan las mentiras ni las hipocresías, si yo soy honesta me gusta que la gente lo sea - Confesé.
- Entiendo, me agradas ___ - Dijo de repente.

Oh, vaya, eso sí que no lo esperaba.

- Bueno, recién te conozco pero creo que no ha ido mal, supongo que conocerte mejor estará súper bien -.
- Dale, encantado -.

Ambos llegamos hacia el piso de la habitación y Zabdiel me dejó salir antes para después guiarme y hacerme entrar en donde estaban todos los chicos, Clara y Haisam esperándome.

- Hola ___, que bueno que llegas - Mencionó Clara con alivio.
- Hola Clara, hola a todos -.

Los saludé con un movimiento en la mano.

- Siéntate - Me indicó.

Ellos se sentaron en el sillón más largo y yo en el más pequeño sola, absolutamente todos me miraban.

- ¿Traes el contrato? - Me preguntó.
- Sí, pero no firmado - Comenté.

Busqué en mi mochila el sobre y lo saqué para dárselos.

- Y bien, te escuchamos - Dijo.

Era mi momento, tenía que decir todo lo que pensaba.

- Am, bueno, hablan de que debemos informar al otro sobre posibles infecciones de transmisión sexual o alguna otra enfermedad, creo que si esto es fingido no tiene porque haber contacto sexual entre las partes involucradas, ¿Acaso vamos a contarle a la gente nuestra posición sexual favorita? - Pregunté formando un arco con mi ceja mientras miraba a todos, quienes estaban aguantando la risa y sonrojados por mi pregunta.

|Dos extraños| Christopher Vélez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora