Capítulo 54

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___'s POV.
Sin mentir, juro que sentí los días terriblemente largos, como si jamás fueran a terminarse, estoy luchando por olvidar que lo ví, porque afortunadamente no ha vuelto, pero la verdad me da miedo acercarme a la puerta, no he sido capaz de salir de mi departamento, pero incluso cuando pido algo a domicilio me encargo de que el repartidor se identifique antes y me asegure que está solo.
Parezco una loca pero en verdad no puedo enfrentarlo sola, es un miedo irracional que corre por mis venas, porque si algún día imaginé que podría volver a verlo y actuar como si nada, ahora puedo confirmar que cuando alguien te hace daño, vuelve y finge que todo está bien y que no importa que te haya jodido la vida, definitivamente jamás volverás a verlo con los mismos ojos, y un miedo grande será parte de tus reacciones, eso me pasa con él cerca, me duele por recordar como es que sufrí, me duele por mí misma, no porque haya jurado amor para después hacerme mierda la vida, ya superé la faceta en la que mi corazón dolía por su falta de amor hacia mí.
Me aterra porque hay sombras que se duermen pero al final despiertan cuando quedan secuelas como las mías, por su culpa me cerré muy feo al amor, por su culpa incluso aceptar que Zabdiel me gustaba fue tan difícil, y odio que eso sea así, odio que me sienta mejor sabiendo que mi relación es completamente fingida y que por eso nada puede dolerme, que durante un año no he tenido que sentir que el alma se me viene abajo por imaginar que mi novio tiene otra mujer e hijos perdidos esperando una decisión.
No es justo que yo sufra mientras él se limpia las manos y así como si se tratara de un jalón de cabello entre niños, pretenda que todo volverá a ser como antes, ¿Quién le dijo eso? ¿De verdad se necesita estar tan imbécil para siquiera suponerlo?
El timbre comenzó a sonar y con ello mi corazón se aceleró, no por favor.
Con paso lento me acerque a la puerta, y una vez frente a ella pregunté quién era.
Entonces todas mis terminaciones encontraron su lugar porque cuando la otra persona respondió, me devolvió la paz que necesitaba.

- Por fin estás aquí - Dije abrazándolo tan fuerte como pude, siendo bien correspondida.
- Y te prometo que ya no voy a dejarte sola - Mencionó besando mi frente.

Cerré la puerta y lo hice pasar hasta el sofá para poder estar más cerca de él.

- Yo sabía que algo estaba olvidando, que bueno que estás aquí, ¿Cómo les fue? - Pregunté.
- Muy bien, todo estuvo de maravilla, pero honestamente creí que mi novia iría al aeropuerto a recibirme con algún regalo bonito, al menos un beso de perdida - Dijo burlón.

Yo reí y me encogí de hombros.

- Me habría encantado hacer eso, pero ¿Te digo la verdad? - Lo miré apenada.
- No has sido capaz de salir de estas cuatro paredes - Comentó mirándome con pena.
- ¿Quién te lo dijo? - Pregunté del mismo modo.
- Tú sabes cómo es la señora Mildred, del cuatro, me estaba esperando en la puerta de su casa y me dijo que estaba preocupada porque no te había visto salir para nada desde que me fui, incluso dijo que pensó en llamar a la policía para saber que todo estuviera bien - Explicó.

Ay no, esa señora Mildred definitivamente es muy metida, como su departamento está en el primer piso aprovecha para saber cada uno de los movimientos de los vecinos, esa señora parece ya no tener nada mejor que hacer, si alguien quiere saber algún chisme o algo por el estilo, la señora Mildred siempre tendrá información verás.

- Ni siquiera me detuve a pensar en que ella estaría vigilando, pero al final no se equivocó, no he podido salir de aquí y no sabes cuánto coraje me da - Dije mostrando verdadera molestia hacia mí misma, no debería sentirme así.
- Pues eso se acabó porque ya llegué, así que ve a cambiarte porque vamos a salir de aquí para que al menos te pegue el sol o un poco de aire, ese tipo no está aquí, él no va a perturbar tu existencia porque no tiene el derecho de hacerlo, no es no, y si por las buenas no puede entenderlo, entonces va a tener que hacerlo por las malas -.

Ahora que me lo decía de frente, incluso podía sentirme más tranquila, ya podía creer que efectivamente, él no va a molestarme.

- Que bueno que has vuelto, en cualquier segundo iba a volverme loca, no tardo mucho - Mencioné poniéndome de pie, me acerque a él y dejé un beso en sus labios muy corto - Gracias por cuidarme Chris -.

(...)

Ambos caminamos tomados de la mano por un centro comercial mientras vamos comiendo un helado, no habría podido atreverme a salir sola de no ser porque él está aquí.

- Otra vez me siento paranoica - Confesé - Siento que va a salir de cualquier tienda en el segundo menos previsto, parece que tengo su mirada encima -.
- Quisiera poder decirte que no tienes que sentirte así, pero poco a poco vas a superar este momento tan malo que te hizo pasar, así que estará bien que liberes lo que sientes, mientras no te encierres en ese mundo donde crees que estás sola, porque claramente no es así - Me hizo saber.
- Lo sé Chris, te juro que quiero creer que todo sigue como antes, es absurdo que sienta miedo, se supone que hace mucho dejé atrás lo que pasó, hay muchas cosas bonitas y nuevas que están pasando en mi vida, no quiero caer en el pasado solo por saber que él puede estar cerca - Admití.
- No tiene porque seguir siendo motivo de tu tormento, pase lo que pase él siempre tendrá todas las de perder, y si te quisiera tanto como dice, entonces va a entrar en un poquito de razón, si es que puede, y comprenderá que tienes un novio que te ama, y sobre todo guapo - Dijo.

Reí y bese su mejilla.

- Sobre todo muy guapo, no me caben dudas - Afirmé.

|Dos extraños| Christopher Vélez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora