Capítulo 1.- Primer día en Hogwarts

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Caminaba por la estación de King Cross junto a Draco, ambos rumbo a nuestro primer año en Hogwarts. La estación se encontraba abarrotada de muggles que para mi parecer eran demasiado estúpidos, ¿cómo es que no se daban cuenta de que atravesábamos una pared? Pasé por el andén 9 ¾ y detrás de mí venía Draco, seguido de nuestros padres y los baúles. Ambos compartimos una sonrisa llena de emoción; miré aquel lado de la estación, era mucho mejor, aunque más atascada -pues era más pequeña- y estudiando todo en ese lugar, mi mirada se topó en ellos: Un montón de cabelleras pelirrojas.

—Draco. — Le llamé, jalando un poco de su saco, él me miró interrogante. —¿Quiénes son? — Pregunté señalando hacia ellos con mucha discreción, viendo que mi acompañante hacía una mueca de asco casi al instante de haberlos topado.

—Son Weasleys, traidores a la sangre, digamos que personas de muy poco nivel, no sé cómo pueden ser "Sangre pura". — Se giró un poco. —Míralos, simplemente observa sus túnicas usadas, mi padre me mencionó que uno de ellos entra este año con nosotros. —

—Entonces... Son sangre pura. — Dije en un susurro audible y lleno de interés, aquella palabra era como si te firmaran un permiso en el que estipulaban que eran personas adecuadas para dirigirles la palabra.

—Así es, pero es como si no lo fueran. Se comportan como mestizos, podrían hacerse pasar hasta por muggles. — Arrastró las últimas palabras y se apartó de mí al tiempo que mi madre tomaba su lugar, la miré con confusión.

—Hija. — Suspiró. —Estoy muy orgullosa de ti, te extrañaré mucho en casa, si necesitas algo siempre apóyate en Draco. — Yo asentí con suavidad, pero mis ojos no dejaban de posarse en aquella familia: portando mi completa atención por lo llamativa que era, mi madre giró su rostro para ver quién o qué me distraía, meneó un poco la cabeza y me miró nuevamente. —Tienes estrictamente prohibido dirigirles la palabra.

—¿Por qué? — Pregunté sin entender. Si eran sangre pura no debía importar demasiado que se comportaran como mestizos, pues a mi parecer, eso no los volvía uno.

—Son traidores a la sangre, lo único que harán es perjudicarte. — Aunque aún no comprendía del todo el porqué de llamarlos así; su voz era suave y firme, por lo que asentí obediente y ella besó mi mejilla. —Espero y me hagas caso. — Me sonrió. —Envías una carta a casa mañana por la mañana, quiero saber en qué casa te seleccionaron. — Ella guiñó un ojo.

—Estoy segura que será Slytherin, después de todo así fue por generaciones. ¿No es cierto? — Mi madre sonrió con orgullo.

—Así es mi pequeña, pero de cualquier modo, espero tu carta. — Había algo en su tono de voz que no alcanzaba a comprender, una combinación de apoyo, duda y seguridad que me resultaba extraño aunque confortable. Se levantó para quedar nuevamente en su altura y una vez más tuve a Draco a mi lado.

—¿Nos vamos? — Me preguntó y yo asentí, dimos un último abrazo a nuestros padres, él tomó mi mano y ambos nos subimos al tren. Buscamos un espacio vacío o medio vacío, encontrando uno con tres personas dentro. —Hola. — Saludó y se adentró jalando de mi mano. —Pensé que no los encontraría, ella es ________ Lodge. — Me presentó, los tres niños saludaron sonrientes y ambos nos sentamos. Era obvio que él los conocía.

—Hola _______. — Saludó la única chica; una niña de cabello negro y corto, tez blanca y altura mediana. —Yo soy Pansy Parkinson. — Se presentó.

—Y nosotros somos Crabbe y Goyle. — Habló el que se presentó como Crabbe, un chico alto y regordete, presentando a ambos mientras comía lo que parecía un pastelito.

Sentimientos paralelos (Draco Malfoy, Fred Weasley y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora