Capitulo 5

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JAMES POV

Estabamos en la casa de mi novio, yo, el y su hermano gemelo Carl. Odio que mi novio tenga que tener un hermano gemelo, es difícil porque, aveces me confundo y beso a su papa, pero que puede hacer uno, no puedo volver el tiempo atrás.

—Amor—Dijo Austin intentando llamar mi atención—¿En que tanto piensas

—En... —Piensa James, piensa, maldita sea—En lo mucho que te amo, bebe—Dije y este se levanto sonrojado del sofá para darme un beso.

—Aww chiquito—Le sonreí falsamente. Juro que no volveré a besar a su papa.

Su hermano Carl, el cual no es homosexual solo se nos quedaba viendo con una mueca de asco.

—Que asco—Dijo Carl.

—Tranquilo bebe, solo tiene envidia—Le dije a Austin y este me sonrió tiernamente.

—Claro, y también soy súper man—Dijo Carl algo sarcástico.

—Nada es imposible—Dijo Austin mientras tomaba el control de la televisión para cambiar de canal.

—¿Ahh no? Tócate la espalda con la rodilla, positivo de mierda—Dijo Carl y yo fruncí el ceño—Odio a todo el mundo—Se levanto del sofá y camino por el largo pasillo que conducía hacia su habitación.

Él es extraño.

JANE'S POV

Estaba demasiado deprimida por lo que había hecho con Erick, ¿quien puede negarlo? Solo a una estupida se le ocurre decirla a el chico de sus sueños que lo tiene de fondo de pantalla del celular y que lo desbloquea con la lengua.

—Jane, no es nada, seguro ya se le olvido—Dijo Lesley intentando consolarme—A demás, no fue tu culpa, fue culpa de Aaron por haberte dicho que a los hombres les gustaban las chicas honestas—Puso su mano sobre mi hombro, yo solamente estaba acostada en mi cama y Lesley había venido pasar el rato, pero lo único que estaba consiguiendo era aburrirse conmigo.

—Nunca me amara—Cubrí mi cara con una almohada.

—¡Ya no soporto esto!—Dijo Lesley poniendo sus manos en su frente en forma de desesperación y gire mi cabeza para verla—Vamos a comprar pastillas para la baja autoestima.

—No tengo baja autoestima—Dije—Solamente no sirvo para nada—Lesley rodó los ojos.

—¡Vamos!—Me tomo de la mano y me levanto de la cama a la fuerza, no me quedo de otra mas que seguirla hasta el coche—Y te callas—Puso las llaves y encendió el coche para después comenzar a conducir.

Cuando llegamos a la farmacia estaba un chico de unos 20 años atendiendo, yo tenia 19 así que por instinto me dio pena que me viera así.

—Hola señorita, ¿que va a llevar?—Dijo el chico amablemente cuando me vio entrar primero a la farmacia.

—¿Tiene pastillas para la baja autoestima?—Hice una mueca triste.

—Claro—Dijo el chico poniendo una caja de pastillas en frente de mi—¿Las va a llevar?.

—No, no las merezco—Dicho esto me di la vuelta y salí de la farmacia con Lesley detrás mío, algo furiosa.
Me subí al coche y Lesley al asiento del piloto, ella no había arrancado y solo me miro con una cara de los mil demonios.

—¿Porque?—Dijo Lesley frunciendo el ceño.

—¡A parte no tengo dinero!—Aclare mientras levantaba mi dedo en forma de aclaración—Soy pobre.

—Jane... ¿Tu que sabes de pobreza si nunca tuviste que escribir con la punta del compas porque no tenias lápiz?—Dijo la chica negando con la cabeza y solté una carcajada y ella solo frunció el ceño—No estoy jugando—Puse mi cara de seria.

—Lo siento—Me encogí en hombros mientras miraba hacia el suelo.

—Nehh—Dijo restándole importancia—No importa—Coloco las llaves en el auto de nuevo.

Después de que Lesley me dejo en mi casa tuvo que irse a algún otro lugar. Me senté en el sofá con la mirada perdida en alguna parte de la casa, hasta que escuche unos gritos que provenían del baño, la única que estaba en la casa era mi mama, así que me apresure a correr hacía el baño, gire la perilla pero antes de que pudiese abrirla del todo, alguien detuvo la puerta por dentro.

—Ni se te ocurra—Dijo mi mama evitando que abriera la puerta.

—¿Que pasa?—Pregunte curiosa recargándome en la puerta.

—Llevo una hora gritando por papel de baño, estúpida—Dijo mi mama y yo solté una carcajada, mama me insultaba pero nos llevábamos así—Anda tráemelo—Me apresure para ir por papel higiénico, cuando volví, metí mi mano por un pequeño espacio abierto de la puerta y ella tomo el papel.

—¡Dios! Me quiero morir—Dije debido al olor que salió de la puerta.

—Yo también—Dijo mama y fruncí el ceño.

—¿Tu también te quieres morir?—Pregunte curiosa.

—No, yo también quiero que te mueras.

Entre Dos ChicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora