Capitulo 67

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—Disculpe, ¿Me puede dar una recarga?—Pregunté al chico que atendía en el Oxxo, Carl me había acompañado a hacer una recarga a mi celular cuando habíamos terminado la gran platica con su amiga.

—¿Iusacell?—Preguntó el chico.

—Pues claro que uso cell, idiota, si no ¿Para qué demonios hubiese venido a hacer una recarga?

—Pero...

—Estúpido. Vámonos, Carl—Dije antes de tomar a mi novio de la mano y salir de aquel  lugar para abrir la puerta del coche y entrar en el asiento del copiloto de este.

—Jane, yo creo que el chico solo... —Comenzó a hablar Carl una vez que entramos al coche.

—Ahórrate las palabras malas para el chico, amor—Sonreí—No entiendo cómo hay gente tan retrasada—Rodé los ojos—Desde que Disney creó la bella y la bestia, cualquier animal se cree príncipe.

—De acuerdo... —Dijo sin más. Podía jurar que algo le estaba molestando desde que habíamos comenzado a hablar con Amanda y por alguna razón presentía que él sabía que no me iba a gustar lo que me dijese.

—Carl... No me gusta verte así—Dije haciendo que este apartara la mirada de la carretera por unos segundos para después posarla sobre mi.

—Bueno, es solo que...

—Voy a cerrar los ojos.

(...)

—Lamento no haber contestado las llamadas.—Rodé los ojos al escuchar la voz de James cuando entro a mi cuarto. Había olvidado por completo que le había llamado y era solamente para que cerrara la puerta de la casa ya que yo lo había olvidado y eso me había tenido preocupada.

—Da igual... —Dije restándole importancia—¿Porque no contestaste? De todas maneras.

—Tenía cosas más importantes que hacer.

—No te preocupes, yo tenía personas más importantes con quien hablar.

—Oh... —Fue lo único que dijo—Lo lamento hermanita—Hizo un puchero.

—Cállate estúpido.

—No vas a pegarme con el bate de nuevo... ¿Verdad?—Trago duro.

—No, ¡no estoy enojada!—No pude evitar tomarlo de los cabellos y comenzar a estirarlo, el hecho de que alguien pudo haber entrado me hizo enfurecerme.

—Dijiste que no estabas enojada—Gimió de dolor.

—¡No lo estoy!

Suspiré con enojo antes de soltarlo del cabello y después de una mirada llena de odio simplemente comencé a caminar escaleras arriba, en un intento de alejarme de todo el mundo por un rato.

Subí a mi habitación y coloque los audífonos en mis oídos para después recostarme sobre la cama sin nada más que hacer, necesitaba un rato simplemente para mí, donde la gente idiota no me molestara.
Algunos solían decir que vivía en las nubes... Pero si lo hacía era probablemente porque el suelo estaba lleno de idiotas.

Fue entonces cuando comencé a recordar el gran instinto femenino que teníamos todas las mujeres, probablemente sonaría ridículo si se tratara de los celos, pero estoy segura que no lo son. Podía ver cómo esa chica... Amanda, miraba a Carl, en su mirada se podía notar que estaba realmente muerta por el.

Mientras no se acercará más de lo que debería a él, no habrá ningún problema.

(...)

—Hija, tus amigos vinieron por ti—Dijo mama entrando a mi habitación y probablemente interrumpiendo mis sueños.

—¡Mierda!—Exclamé una vez que salió de la habitación y me apure a colocar unos jeans y una blusa, necesitaba ir a la universidad y lo había olvidado por completo. Maldita sea.

Después de diez minutos de intentar arreglarme, salí de mi casa y pude ver el carro de Aarón estacionado afuera de esta.

—Hola, Jane—Sonrío mi amigo cuando entre en el asiento de atrás al coche, ya que el asiento del copiloto estaba ocupado por Lesley, Sophia no estaba aquí y me imagino que debería de estar con su novio... Brayan.

—¿Qué tal?—Pregunté.

—Mal—Dijo la chica haciendo que yo frunciera el ceño.

—¿Qué paso ahora?

—Tengo que hacer algo importante... —Dijo sin más detalles.

—Si ese asunto "importante" es dejarme ir, solo recuerda que si amas a alguien debes dejarlo ir... Pero si ese alguien soy yo, piénsalo porque yo no regreso.

—Cállate idiota, el asunto importante es que mi madre me lleve a un concierto—Dijo Lesley con una media carcajada antes de volver a mirar a Aarón y depositar un beso en su mejilla

—Eso me dolió, creo que me voy a desmayar—Dijo el chico colocando una mano en su pecho con exageración.

—Tranquilo, Aarón, si te caes o te desmayas siempre habrá alguien ahí para sostenerte—Dije.

—¿Quién?—Frunció el ceño.

—El suelo.

Entre Dos ChicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora