Celos

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[Noche del evento, 8:10 pm]...

—Bueno, afortudamente sólo nos retrasamos por 10 minutos.

—Así es. Apenas están entrando los invitados. —contestó el moreno—.

Ambos se bajaron del auto que los fue a recoger al hotel.

—¡Qué tengan buena noche! —expresó el conductor yéndose—.

—¡Muchas gracias! —contestaron al mismo tiempo—.

—Oye, ¿sabes qué?... —dijo Esteban sonriente—.

—¿Qué? —preguntó Marcia curiosa—.

—Hoy estás más hermosa que nunca. Bueno, siempre lo estás pero, hoy...
—hizo un pequeño pare y la observó de pies a cabeza devorándola con la mirada—. Creeme que si que la belleza fuese un pecado no tendrías perdón de Dios... —le sonrió con picardía—.

Marcia sintió cómo su exesposo la había desnudado por completo con la mirada, una corriente atravesó su cuerpo logrando intimidarla. Además, lo tenía enfrente, y ¡Dios! ¡Qué sexy se veía!

Él usaba una camisa blanca, acompañado de un esmoquin negro y una corbata.
Tenía su cabello lacio, negro, y con unas cuantas canas, perfectamente peinado con gel, y por si fuera poco, un perfume que embriagaba.

—No empieces Esteban, ¡Por favor!
—contestó un tanto seria rompiendo el silencio—.

—Sólo digo la verdad... —sonrió acercándose a ella—. ¿Me concedes el honor de entrar de tu brazo? Así que como las demás parejas. —los dos miraron a su al rededor—.

—Tú y yo no somos pareja...

—Está bien. —asintió moviendo su cabeza tragando un poco de su saliva—. Me queda claro que no quieres.
—retrocedió unos cuantos centímetros de su lado—.

La pelirroja notó como la mirada de Esteban se había apagado un poco, pudo darse cuenta que su rechazo le había dolido, pero bueno, ella estaba consciente de que lo mejor para los dos era mantener una distancia.
Estaba casada, debía respetar a su esposo.

—Ya es hora, debemos entrar. —le dijo a Esteban—.

Los dos entraron al evento sueltos de las manos. De hecho, era la primera pareja que no estaba sujeta.

Fueron hacia donde estaba Gaspar y los demás socios. Cuando llegaron el padrino de Hugo y Lucía comenzó a presentarlos ante los demás.

—Quizás voy a sonar bastante imprudente pero, ¿Son pareja?
—interrogó uno de los socios—.

Todos los presentes rieron, excepto Marcia y Esteban, apenas sonrieron forzosamente para disimular.

—No, no somos pareja. —respondió la pelirroja—.

—Ya yo sabía que no eran pareja...
—agregó una socia, sonriéndoles con amabilidad—.

—A ver, ¿Y por qué tan segura mi amor? —mencionó el esposo de la mujer—.

—¿A poco fui la única que se percató de que no entraron tomados del brazo como las demás parejas? Aunque bueno, sinceramente no me sorprende... Si estoy rodeada de hombres, ¿Qué más puedo esperar? —dijo riéndo—.

Con ese comentario que lanzó Tatiana, una de las socias mayoritarias del proyecto, todos rieron, en gran parte había mucha verdad, las mujeres por lo general se fijan más en los detalles a diferencia de los hombres.

—Ay Alberto, te compadezco mi hermano... —dijo Gaspar en tono de broma—.

—¡Ay por Dios! —respondió la mujer riéndose—. Pobre de nosotras las mujeres que tenemos que aguantarlos a ustedes... ¿Verdad Marcia?

Mi vicio y mi condenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora