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Esteban salió finalmente del baño y sonrió al ver a la pelirroja sentada sobre la cama. —¿De verdad me has esperado todo este tiempo aquí? —la cuestionó intrigado—.
Ella le dio una leve sonrisa. —Ya sabes que soy muy ansiosa, no podría bajar y concentrarme en otros asuntos sin antes hablar contigo.
Él hizo una mueca de pánico. —Bueno, me habías dicho que era algo serio, sin embargo, no me imaginé que tanto.
Marcia le sonrió. —¡No pongas esa cara! —se echó a reír—. Efectivamente es algo serio, pero no grave.
Él rió y exclamó aliviado. —¡Por un segundo me preocupaste!
La pelirroja se puso de pie y caminó hacia él. —Se supone que primero ibas a decirme qué te pasó... —le habló con un tono compasivo—. ¿Por qué esa cicatriz en tu hombro? Conozco perfectamente tu cuerpo y sé que no la tenías. Además, se ve un poco grande, como si te hubieran cortado. —volvió a frotarle suavemente su cicatriz—.
Esteban asintió con su cabeza y frunció sus labios. —Es cierto. Recibí una puñalada en el hombro.
Escuchar aquello se sintió como fatídico dolor en el corazón, como si al igual que él la hubieran apuñalado. Sin embargo, no se asombró ante su confesión, estaba muy consciente de los riesgos que se corrían en la cárcel.
—Lo siento... —apenas pudo expresar esa frase y lo abrazó con rudeza, no quería soltarlo, nunca más quería soltarlo—.
—Hace unas semanas el infeliz de Iñaki fue a verme... —ella asintió recordando aquello inmediatamente— discutimos, yo dentro de mi celda y él afuera, por supuesto. Yo no me pude resistir y comencé a gritarle todo lo que se merecía, entre esas que era un cornudo. Estoy seguro de que eso fue lo que más le dolió, —sonrió maliciosamente y ella medio rió avergonzada—. Y también le grité en medio de mi ira que lo sabía todo. Luego seguimos calentándonos más, incluso, recurrimos a los golpes aún cuando nos separaban los malditos barrotes, te juro Marcia que tenía ganas de matarlo.
—No, tú no eres un asesino. —lo interrumpió ella de inmediato—.
—Lo sé. Aunque, en ese momento era capaz de hacerlo. Por suerte me encontraba allí encerrado.
La pelirroja asintió con su cabeza. —Afortunadamente. ¿Y qué más sucedió?
—Ese mismo día cuando cayó la noche, dos presos encapuchados entraron a mi celda, me llevaron a la fuerza hasta el baño y estando ahí me golpearon con mucha agresividad. Esos malditos infelices me lastimaron sin ningún tipo de piedad, en la cara, en el abdomen, en mis testículos...
—Diosss... —susurró Marcia con un tono compasivo—.
—Me volvieron un desastre, Marcia. —le confesó limpiándole una lágrima que surgía de su ojo esmeralda—. Y por último me dieron esa puñalada en el hombro. —Marcia lo volvió a abrazar muy conmovida—. Antes de que se fueran y me dejaran ahí tirado como un perro, sangrando, esos malditos me escupieron la verdad, me hicieron saber que sólo seguían ordenes de su patrón. ¿Quién querría hacerme daño aparte de él? ¡Nadie, por Dios!
Marcia lo miró a los ojos. —Yo también estoy segura. ¡Por Dios! ¡Te golpearon casualmente el mismo día que ese desgraciado fue a verte! —afirmó sollozando, llena de impotencia—. ¡Es imposible que haya sido una maldita coincidencia, Esteban! ¡Fue él!
—Estoy de acuerdo contigo. Ahora lo más importante es que ya pasó, estamos juntos de nuevo y ese perro se pudrirá en la cárcel por el resto de su vida.
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Mi vicio y mi condena
FanfictionEsta es una historia basada en la telenovela La Madrastra 2022 de Televisa. Los protagonistas son Marcia Cisneros y Esteban Lombardo.