Mi vicio y mi condena

Acuerdos

[Días después]...

—Bien... Aquí estoy, ¿Qué es ese asunto de Esteban que tanto me puede interesar?

—Antes que nada, ¿Cómo estás?

—Déjate de rodeos Iñaki... ¿Es así como te llamas verdad?

—Sí, me llamo Iñaki... bueno, ya que quieres que vaya al grano, está bien.
¿Estás dispuesta a ayudarme con un plan que tengo en mete? Tú serás una ficha clave en ello.

—Pero, a ver... ¿De que se trata el plan? ¿Qué tiene que ver Esteban Lombardo?

Iñaki comenzó a contarle toda la historia entre Marcia y Esteban, lo que había sido su primer matrimonio, su separación, el encarcelamiento de ella por 20 años, su regreso e incluso con toda la vergüenza del mundo la traición de la pelirroja hacia con él con el moreno.

Verónica quedó atónita, no podía creer tanto drama, estaba bastante sorprendida de toda la mentira en la que estaba envuelta, se sentía una estúpida por creer que Esteban tenía esposa y por cohibirse de ciertas cosas a cada rato.

—¿Así que Marcia es la amante de Esteban, el mismo hombre que fue su esposo y el padre de sus hijos? —rió—. Esto definitivamente parece una telenovela... ¡Ay disculpa, Iñaki! Si te incomodo con decir esto...

—No. No me incomodas.

—Con razón la percibí muy rara en Monterrey con Esteban, en ocaciones presentía que le daban celos cuando me acercaba a él... ya entiendo por qué... y ya entiendo por qué ese día inventó que Esteban tenía esposa y que además, era su mejor amiga...

—¿Tienes un interés amoroso en Esteban Lombardo? ¿Cierto? —preguntó el español a la expectativa—.

—Si te soy sincera sí, me interesa muchísimo, tanto él como su cartera... —rió cínicamente—.

—Muy bien. —sonrió Iñaki también—. No cabe duda, tengo buen ojo, desde que te vi en ese restaurante analicé tu comportamiento con ese infeliz y de inmediato supe que estabas interesada en él.

—Y... ¿Qué propones? ¿Cuales son los planes?

—Mi plan es vengarme de los dos, se van a arrepentir de haberme traicionado y de haber jugado conmigo... —dijo serio—. Yo te necesito de mi lado para que te encargues de separarlos, tú soló trabajarás en eso, es más, a ti te conviene porque te quedas con Esteban y su cartera. Además, te recompensaré con un buen efectivo. Yo por mi parte estaré trabajando arduamente en otros asuntos. —expresó con una sonrisa malévola—. 

—¿Qué tipo de asuntos? —preguntó Verónica intrigada—.

—Me los reservaré... A ver, ¿Aceptas o no?

—Encantada...

—¡Salud! —mencionó Iñaki y Verónica chocó su copa contra la de él—.

—¡Por este nuevo negocio! —agregó ella—.

—¿Para cuando necesitas mi "trabajo"? —hizo un ademán para indicar un entrecomillas y sonrió—.

—Entre más rápido lo hagas mejor, puedes empezar desde hoy mismo pero, ¡Sé cuisadosa! Necesito que lo sepas hacer muy bien y no acepto errores porque todo podría irse al carajo.

—Te aseguro que no te arrepentirás. ¡Qué coincidencia! —le sonrio—. Ahora soy yo quién te dice exactamente estas palabras...

—Eso espero, cariño, recuerda que nada será gratis. —contestó él un poco intranquilo—.

—Lo sé... —se echó a reir—. Relájate guapo... —expresó ella rozándole la mano sensualmente y le guiñó el ojo—.

—Relajarme no está a mi alcance, no voy a descansar hasta hacerlos pagar. ¡Hasta hacerlos pagar! —contestó Iñaki con un tono escálofriante—.