Heridas

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Marcia quedó en shock. Al principio no podía creer lo que estaba viendo, su cuerpo comenzó a sobresaltarse de los nervios y la ansiedad que estaba experimentando en ese momento.
Con las manos temblando pasó a las siguientes imagenes y seguían siendo igual de comprometedora que la anterior. En total habían tres fotos de su exesposo con aquella mujer.

Sin embargo, no todo acababa ahí, después de haber chequeado las imagenes la pelirroja se topó con algo aún más fuerte y delicado; una factura de reservación en un hotel a nombre de Esteban y Verónica.
Definitivamente eso causó que su coraje, dolor y decepción aumentaran aún más.

Con los ojos inundados de lágrimas y casi sin todavía pocesar del todo lo que estaba pasando, buscó rápidamente la silla de su escritorio y cuando finalmente se sentó explotó en llanto.
Se sentía usada, engañada, traicionada y la más estúpida del mundo por volver a creer en un canalla como ese.Ella bastante dolida comenzó a culparse y a reprocharse rudamente a sí misma con por haber confiado ciegamente en su exesposo.

—¡¡CÓMO PUDE SER TAN ESTÚPIDA!! —gritó entre lágrimas—. ¡¡MALDITA SEA!!

—¿Le pasa algo, señora Marcia? —entró su secretaria muy preocupada a la oficina—.Es que me pareció oir unos gritos y pensé que le había ocurrido algo... —dijo alarmada—.

—¡Estoy bien! —respondió la pelirroja bastante armargada secándose las lágrimas mientras miraba fijamente la ciudad a través de su ventana—.Te puedes retirar.

—¿Está segura, señora Marcia?

—¡¡Qué sí, carajo!! —le gritó impaciente—. Mire, es mejor que se vaya si quiere seguir conservando su empleo, por favor. Y tampoco quiero una sóla palabra a nadie del paquete que recibió, ni de lo que acabó de escuchar y presenciar. ¿Entendió?

—Sí. —asintió la mujer arrepentida y temerosa—. ¡Discúlpeme señora, con permiso! —dijo la secretaria y se retiró de la oficina—.

Ella siendo masoquista volvió a ver las fotos para seguir torturándose analizando cada detalle.

—¿Quién diablos me habrá mandado este paquete? —pensó—. Lo cierto es que me ha hecho un gran favor. —habló en voz alta llena de coraje—.

[Una hora después, Lom-Ent]...

Marcia llegó a la empresa de su exesposo bastante inquieta y un poco sobresaltada.

—Buenos días Celia, ¿Esteban está aquí?

—Buenas tardes Señora Marcia. ¿Cómo está?

—Bien Celia. —la interrumpió—. Te hice una pregunta, ¿Está o no está?

—Sí, pero, en estos momentos se encuentra con los demas socios en la sala de juntas.

—¿Se demora por salir? —Marcia preguntó expectante—.

—No lo creo. Ingresaron ahí hace más de una hora, supongo que en media hora ya habrán terminado.

—¡Gracias! Tocará esperarlo en su oficina.

Realmente se veía muy enojada, incluso, era la primera vez que se comportaba de esa forma con Celia, jamás lo había hecho, y por esa razón la secretaria presentió que algo muy malo estaba sucediendo entre ella y su jefe.

Minutos después el moreno salió de su reunión y cuando ingresó a su oficina se topó con su exesposa.

—Mi amor... —dijo sorprendido—. ¿Qué haces aquí?

—¡¡Qué hipócrita eres!! —le recriminó con muchísima rabia—. Sabes, eres el hombre más falso y doble cara que puede existir...

Esteban no entendía qué diablos estaba pasando, estaba muy confundido.

Mi vicio y mi condenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora