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[Horas después]...

La pelirroja se encontraba en su habitación completamente ida en sus pensamientos. Tenía muchísimo tiempo de estar exactamente en la misma posición, totalmente estática y sin mover tan siquiera un sólo músculo.
Lo único que tenía movimiento eran aquellas lágrimas que recorrían por sus mejillas.

De repente, el médico regresó a la habitación de aquel hospital con un nuevo sobre.

—¡Buenas tardes, señora Marcia!

Ella volteó a verlo y no lo respondió.

—Aquí traigo nuevamente el examen de laboratorio —habló con mucha sutileza al ver a Marcia tan decaída emocionalmente y le mostró el sobre—. Quiero que usted compruebe con sus propios ojos el resultado de la prueba.

—No. —afirmó ella con amargura—. Dígame de una maldita vez si realmente estoy embarazada.

—Bien. —contestó respirando profundo como quien no quiere dar una respuesta—.
Efectivamente, sí lo está. Y los resultados arrojan exactamente el mismo tiempo de gestación. Hoy, día 25, cumplió precisamente las ocho semanas, es decir, ya llegó a los dos meses.

Marcia asintió resignada.

—¿Desea realizarse una ecografía?

—No. —respondió la pelirroja con un tanto de rudeza—.

—¡Como usted desee! —asintió él médico—. En cuestión de horas le daremos de alta, pero antes tiene que venir algun acompañante por usted. Sola no puede salir.

—¿Acaso piensa que porque estoy... —hizo un pequeño pare tratando de procesar su estado— embarazada no puedo irme a mi casa por mi propia cuenta? —rió amargamente—. ¿¡Quién se cree que es para decirme lo que tengo que hacer o no!? —expresó con antipatía—.

—Su médico... —mencionó él con mucha paciencia—. Y es mi deber cuidar de su integridad. Así que, por favor, comuníquese con alguien que pueda venir por usted.

—¡Gracias! —contestó irónicamente y el hombre abandonó el cuarto—.

La pelirroja sentía un terrible nudo en la garganta mientras lo veía salir y cuando se vio sin ninguna compañía en aquel cuarto comenzó a llorar desconsoladamente.

Apesar de que al principio, cuando le informaron acerca del resultado del primer test estaba en rotunda negación, poco a poco, con el pasar de las horas, se iba contemplando la idea y cada vez se iba resignando más. Al fin de cuentas, no era algo descabellado, ya que también estaba consciente de que tuvo sexo con Esteban en más de una ocación.

Ocho semanas...
Comenzó a sacar cuentas mentalmente y llegó a la conclusión de que hace apróximadamente ocho semanas estuvo en Monterrey.
De inmediato, recordó perfectamente que una noche antes de regresarse a la Ciudad de México, en una hacienda remota después de una fuerte discución con su exesposo terminó haciendo el amor con él.

Flashback

—¡Quiero que te voltees! —dijo él—.

¿Qué me voltee? —preguntó ella un poco confundida—.

¡Sí! Te voy a hacer algo que nunca vas a olvidar...

[...]

¡Wow! —exclamó jadeando—. ¡¡Dioss!! ¡Te extrañé! ¡Yo siempre te extrañé! ¡Te amo! ¡Te amo tanto! —decía loca de excitación mientras gemía—.

Esteban estaba tan emocionado que seguía jugando con su lengua incansablemente hasta que la pelirroja le dijo algo que lo hizo parar.

Esteban, ¡Te necesito dentro de mi, por favor!

Mi vicio y mi condenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora