A la oficina

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— ¡No puedo creerlo! -Yelena venía de mal humor caminando hasta llegar a mi lado- ¿Natasha, qué coños haces?

— ¿Qué haces aquí? -rematé.

— Puedo explicarlo, no es como que quiero estar aquí viendo sus cochinadas. Iba a irme cuando noté que se estaba poniendo más intenso.

— ¿Cuánto viste de eso? -debió haber visto lo suficiente como para deducir lo que iba a ocurrir.

— No quiero recordarlo -apretó los ojos negando- Me marcharé, luego puedes preguntarle a tu abuela.

— ¿¡A mi abuela?! -grité muy alto, Yelena sujeto mi mano intentando calmarme para que no la matara a ella.

— Tu pequeño espectáculo... -la miré extrañada, no sabía a qué se refería y su ambigüedad al hablar no ayudaba mucho. Señaló a donde estábamos y luego hizo click. No decía nada porque se supone que Yelena no esté enterada- Nos vemos luego.

Volvimos para poder recoger nuestro desorden, el cual estaba recogiendo de mala manera. No sé qué me molesta más, si que Natasha estuviese espiando porque mi abuela la mando o porque se quedó ahí observando como por poco hacía el delicioso con su hermana.

— Wan...-levanté mi dedo para que hiciese silencio. Creí haber escuchado otra cosa, pero al notar que no era nadie seguí en lo mio- ¿Wanda?

— Lamento tanto todo esto, no sabía que mi abuela había enviado a Natasha a espiar. Si solo...

— Hey -levantó mi rostro con sus dedos- No es tu culpa, nada de esto lo es. Me sorprende más que Natasha esté haciendo todo esto y no sé el porqué. Desconozco a mi hermana, éramos super unidas y ahora ni hablamos.

— Solo quiere información. Entender todo esto no es fácil y más si eres parte cuando ni sabes que eres parte. Creo que eres la primera persona que lo toma con total normalidad.

— La cara bonita opaca todo lo demás.

El camino de vuelta solo hablábamos de nuestra segunda cita y todo lo que se vio arruinado por la visita inesperada. No sé si estoy lista para dar ese paso con Yelena, sé que hace un momento me veía totalmente lista, pero un pensamiento intrusivo me dice que no sé aún cuán preparada esté para eso.

— Gracias por aceptar mi cita, espero que haya espacio para la segunda.

— Puedo invitarte a pasar -me acerqué a su cuerpo, agarrando su chaqueta, mientras la tentaba a besarme y a subir a mi cama, las dudas no duraron mucho en mi cabeza, su mirada hacía que olvidara por un momento que el mundo está jodido.

— ¿Netflix? ufff... es una propuesta muy tentadora -mordía sus labios de una manera muy sensual- Lo pensaré, ya sabes, es tarde. Mañana tengo universidad...

La besé, eso era lo único que quería. Ella me recibió de manera rápida rodeando sus brazos al rededor de mi cuello, mientras correspondía al beso que le daba lentamente.

— Wanda Maximoff -la abuela llamó desde la puerta de entrada, haciéndome girar abruptamente, y dejando a Yelena con el beso a medias- Sube, ya. -eso fue una orden y es mejor que fuese cumplida en menos de segundos o las cosas se pondrían feas.

— Te escribo más tarde -Yelena solo asintió, besó mi mejilla, y se marchó lo más rápido que pudo.

Mi abuela, observaba con detenimiento cada paso que daba para subir las escaleras, pasé a su lado tratando de escabullirme de esta conversación. La he pasado tan bien que no quería escuchar más problemas y tonterías. Cuando intentaba cerrar la puerta de mi cuarto, no cedía. Mi abuela estaba sentada en la sala, esperándome.

LA CHEF Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora