Lo siento mucho, mamá.

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— ¿De la qué? -miré a todos lados buscando a alguien sospechoso o la cámara oculta, debe ser una broma de mi hermano o de mi abuela, que tienen un sentido del humor muy diferente al de los mortales.

— En uno de los libros que encontré... hay demasiada información sobre una tal bruja escarlata y una profecía -buscó en su celular, pasaba las fotografías de manera rápida hasta que se detuvo- Encontré en otro libro unas lineas que decía algo sobre un sacrificio humano y mencionaba a la bruja, ¿no te parece extraño?

— ¿De dónde sacas estos libros? No es como que puedes ir a la biblioteca a buscarlos -giré para observar su expresión al prácticamente atacarla.

— En una librería de libros ocultos, hechizos, posiciones... ese tipo de cosas -contestó con tranquilidad.

— ¿Qué más decía sobre el sacrificio? -su contestación sonó bastante tranquila, así que debía aprovechar para sacarle alguna información, información que tal vez mi abuela no poseía.

— Es sobre los dioses realizando un sacrificio para poder levantar un... ¿velo? no sé cual sea el significado, pero sí suena bastante loco. Para que el mundo mítico y el mundano se unan para poder dominar el mundo.

— Suena a una historia inventada -intenté contestar lo más relajada posible. Mi cerebro pensaba mucho más rápido, brincando de la información que mi abuela me ha dado, todo lo que mis padres saben, y entonces hizo click.

— Wanda Maximoff a curaciones.

Me puse de pie y ella siguió detrás de mí, según ella debía velar por mi bien y era su deber corroborar todos los procedimientos que se me iban a realizar. Luego de que hicieran los puntos de sutura, condujo en silencio hasta llegar a mi casa. Mi abuela esperaba en las escaleras paciente con su paraguas para taparse del sol. La sonrisa que poseía en su rostro se opacó lentamente cuando notó el auto de Natasha y no el vehículo oficial de la universidad.

— No creo que esté muy contenta de verme -Natasha aparcó justo frente a ella. Bajó del auto, abriendo mi puerta.

— Profesora -saludó mi abuela, no muy contenta de verla- Espero que esté mejor de su nariz. La última vez que la vi, no se veía muy bien.

— Todo bien, gracias por preguntar -sonrió apretando sus labios.

La actitud de mi abuela hizo que el ambiente se tornara mucho más tenso. Caminé hasta el lado de mi abuela, subiendo los primeros escalones, para luego notar que se había quedado en el mismo lugar mirando a Natasha.

— Gracias por cuidar de Wanda -el tono de voz fue un tanto agresivo, con la misma actitud subió las escaleras y yo detrás de ella.

Antes de cerrar la puerta, levanté la mano vendada despidiéndome de ella, a lo que ella respondió levantando un poco su mano y una sonrisa de lado. Un sentimiento de culpa se apoderó de mí, quisiera decirle que está en lo correcto y que no se está volviendo demente. Quisiera devolverle todas sus memorias y si se caga de miedo al verme con mis poderes ya aprenderemos a manejarlo. No hace ningún sentido que sea una cazadora de brujas, su consejo ya hubiese venido por ella por no reportarse, y nosotros ya estaríamos bastante lejos de aquí. Podría ser una bruja, pero entonces sería una super mensa porque no se hizo sus amuletos de protección.

— Natasha no es una cazadora y mucho menos una bruja -dejé mis cosas encima del mueble.

— ¿Qué te hace pensar eso? -la voz de mi madre retumbó en la sala.

— Hola, madre. Qué bueno que estés aquí, también te extrañé mucho -rodeé el sillón para sentarme frente a ella- Sobre Natasha, si fuera una cazadora ya la estuviesen buscando, tú muy bien sabes que sucede cuando llegan de esa manera, y no creo que una bruja fuese tan descuidada.

LA CHEF Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora