Asamblea

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En los días siguientes estuve encerada en las cuatro paredes de mi apartamento. En la espera de que mi abuela dijera algo, o que por fin llamara para decir que la reunión está en pie, pero no sucedió. Sobre la universidad, a Natasha se le estaba haciendo mucho más difícil de lo que pensó, los mismos días que llevo encerrada son los mismos que no hemos tenido noticias sobre el curso y cuáles son los pasos a seguir. Las llamadas de Yelena son un poco desesperantes, no quería decirle nada, sé que ella quiere asegurarse de que yo estuviese bien, pero no tengo las contestaciones que ella quiere. Además, estaba evitando pensar en eso, en algo más que me consuma.

— Wanda... -Pietro tenía mi celular en la mano, en la pantalla otra llamada entrante de Yelena- Deberías contestar, solo quiere saber de ti.

— No si implica ponerla en peligro -estaba acostada en el mueble, viendo el abanico de techo girar lentamente. Así se me han ido las horas- tampoco tengo que decirle. La abuela no ha dicho nada.

— Tú sabes que ella no solo quiere explicaciones. Quiere saber si estás bien, llevas días encerrada. Tú no eres ese tipo de persona.

— Ahora lo soy.

Estoy totalmente convencida que esta era la nueva yo. Consumida por la culpa y sin un gramo de preocupación por los demás. Por eso debía mantenerlas lejos a las dos, lejos de todo esto que solo quiere hacer daño con cada paso que da y todo lo que toca. Pietro solo me miraba desde donde estaba, con mi celular en la mano, viendo las llamadas entrar sin ser contestadas. Loki no soportó mucho el ambiente, solo estuvo algunos minutos y se marchó, porque es muy deprimente para el. Bien, que se largue, no necesito la opinión de nadie más. Todos piensan que es egoísta de mi parte, pero la parte más egoísta fue cuando pensé que podía estar con ellas y que estarían a salvo. Eso es una total mentira.

De tan solo pensar lo horrible que quedó la universidad, sin remedio, tienen que construirla desde cero nuevamente. Esa universidad lleva años y fue destruida en segundos solo porque yo estaba allí.

— Te llegó un mail de la universidad.

Fue lo único que hizo que saltara de mi asiento de inmediato, solo decía que fuéramos a la universidad en la tarde. Habría una asamblea especial para los estudiantes junto con los profesores.

— ¿Y bien?

— Es una asamblea -lancé mi celular al mueble, esta vez me acosté en el suelo, volviendo a mirar el abanico de techo, consumiéndome en la miseria que es mi vida en estos momentos.

Escuché a Pietro respirar profundo, no es usual que pierda su paciencia, pero puedo sentirlo ansioso y con ganas de estallar, no necesariamente de mala manera, pero sí en modo de regaño. Se acostó a mi lado, tomando mi mano, poniéndola en su pecho entre sus dos manos.

— Sé cómo te sientes...

— No puedes...

— Conexión de gemelos -interrumpió- Sí sé, más de lo que te imaginas. ¿Por qué no quieres ir a esa reunión?

— Tengo que salir de aquí -respondí con facilidad.

Silencio... daba pequeñas palmaditas encima de mis manos, esperando la respuesta, esperando que no pudiera contenerme más y estallar diciéndole toda la verdad.

— Busca más en el fondo -respondió casi alegre, él sabe que está a punto de encontrarse con la montaña de sentimientos que tengo estancada en el pecho- Ahí, estás casi cerca.

— Soy la culpable de que sus vidas se estén desmoronando -respiré en varias ocasiones porque solo quería echarme a llorar, tengo las lágrimas atoradas en la garganta.

LA CHEF Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora