Ya van varias semanas desde que vamos a la institución nueva para continuar con las clases. El mismo tiempo que no sucede nada con mis poderes, brujas malas que me quieran asesinar, o que alguien esté en peligro. Me siento mucho mejor, incluso las sesiones de terapia con la Doctora Harkness me han ayudado. Al principio estaba reacia, pero solo porque no sabía qué era lo que me esperaba y no soy muy buena explicando lo que me sucede. Solo me enfoco en una sola cosa, la culpa que aún me consume cada vez que pienso como he llegado hasta aquí.
— Extrañaba esto -susurró a mi oído.
— Yelena... -contesté de la misma manera sonriendo.
— Eres tan linda cuando sonríes...
— Señorita Belova, Maximoff -Natasha cortó sus palabras porque no era un día productivo si no nos llamaba la atención- Esto se ha vuelto rutina, ¿Desean compartir en clase lo que hablan?
— Como comer almejas -contestó Yelena de manera pícara haciendo a todos reír, era obvio que todo el salón de clases sabía que tenemos una relación.
— Muy graciosa -no pudo contener las ganas de reírse- ¿Puedes decirme qué significa que una almeja esté completamente sellada?
— Significa que están vivas y frescas -contestó de manera satisfactoria.
— ¿Y si no? -Natasha tenía las manos en la espalda, frente a Yelena, esto está siendo más divertido de lo que pensé, ellas se están divirtiendo.
— Si están abiertas significa que están muertas y no deberían comerse. Si se consumen pueden causar enfermedades gastrointestinales.
— ¿Cómo identificamos que una almeja está en mal estado? -Yelena iba a contestar nuevamente, pero giró hacia mí- Usted, señorita Maximoff.
— Las que están abiertas y por el mal olor, huele a amoniaco -contesté con un poco de duda.
— Excelente -asintió sonriéndome- ¿Cómo podemos identificar cuáles son buenas y cuáles son malas, antes de la cocción?
— Lavarlas en agua salada ayuda, si se abren en el agua significa que están en mal estado.
— ¡Perfecto! Chicos, recuerden siempre corroborar alguna grieta o rotura en la almeja. Por más mínima que sea, al momento de ser recolectadas, se contaminarán, y es un peligro para el consumo humano -continuó dando la clase.
No puedo sentirme mejor, al fin mi vida ha tomado un giro para el bien. Voy muy bien en mis clases, mi familia está mucho más tranquila, y la culpa, aún existe, pero se va borrando con cada minuto que pasa.
— Oye... no sé si quieres que vaya a tu casa -jugaba con sus dedos desde mi mano hasta llegar al hombro- pero tengo muchas ganas de estar a solas contigo -se acomodó de la manera más linda encima de la mesa, con los ojitos del gato de Shrek.
— Tengo cita con la Doctora Harkness, Lena -escribía en mi libreta lo que tenía que buscar para completar el trabajo que nos pidió Natasha.
— ¿Y después? -hizo un puchero.
— Después... -respiré alejándome de la libreta- Puede ser -besé su mejilla.
— Nos vemos en la noche entonces -cerró su mochila dando brinquitos hasta la salida.
— Me alegra escuchar que estás mejor, Wanda.
— ¿Te gusta escuchar conversaciones ajenas? -hice una mueca para molestarla, pero no funcionó porque solo comenzó a reír- Eso es de mal gusto, Chef Romanoff.
— Estaban hablando muy alto, en este salón se escucha todo -inventó una excusa.
— No te creo nada -reí deteniéndome en la puerta.
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LA CHEF Y YO
Fanfiction- Wanda -intentó tomar mi mano, pero me zafé de su agarre. - Chef Romanoff -subí al tren sin mirarla, hasta que busqué un asiento. Enterré mi rostro en la palma de mis manos intentando ocultar las lágrimas que inevitablemente salieron sin ser llamad...