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La mañana fue todo un desastre, Yelena y yo casi no dormimos por estar haciendo cosas indebidas. Hasta que sonó la alarma de mi celular haciéndome caer sentada del susto. El dolor en el cuerpo era horrible, pero vale la pena sentirlo. Yelena quería que tomáramos una ducha juntas, pero eso es un retraso, no es buena idea.

Al rato, caminábamos por la calle tomadas de la mano. Siento que estoy caminando en las nubes, no puedo describir la emoción que siento al sentirme tan plena y feliz de que todo esto me esté sucediendo.

— Acerca de lo que dijo Natasha...

— Ha sido una mañana muy agradable como para que me recuerdes eso ahora -hice un pequeño berrinche, ha reventado mi burbuja perfecta.

— Lo siento, solo quiero saber cómo arreglar esto -suspiró con frustración- Creo que lo he arruinado todo, no tomé tu consejo de la manera correcta.

— Sí lo hiciste, solo que no debiste decir que tú también eras mi novia. No sé que tan pronto querían que sus padres supieran de todo esto -me detuve en medio de la calle- aún así, estoy muy orgullosa de ti por decir lo que sientes -una lágrima cayó de su ojo derecho la cual limpié de manera rápida- ¿Por qué lloras?

— Creo que lo he arruinado todo, Wanda. Todo marchaba bien hasta que la cagué.

— En todo caso, fueron las dos. Además, no es algo como que no se pueda arreglar, Lena.

— Wanda, pero...

— Yelena pero... ¿qué?

— ¿Estás segura que no le dices por hacerme sentir mejor y ya?

— Debo confesar que hay una parte de mí que no quiere que sientas dolor, y hay otra que sabe que fue un impulso por tener el control, pero no te culpo y tampoco estoy molesta contigo -acaricié su mejilla, acercándola a mi cuerpo para darle un abrazo.

— ¿Entonces solo es con Natasha?

— No quieras escapar de esto -reímos juntas un rato- Sí, estoy un poco molesta con Nat, pero creo que podemos resolverlo, como acabamos de hacer tú y yo.

Luego de esto, caminamos hasta llegar a la universidad. Yelena ya estaba más tranquila, solo caminaba en silencio tomada de mi mano. En la universidad todos sabían que entre nosotras había algo, la que no le gustó mucho vernos llegar fue Natasha, quien nos miró sin ninguna expresión en el rostro y solo entró al salón de clases. Yelena y yo cruzamos miradas perdidas en lo que acababa de suceder, pero aún así, en la tarde, ella y yo tendremos una conversación.

Poco después, Natasha daba la clase, pero no de la manera animada y divertida de siempre. Se ve helada, muy distante de aquí y de nosotras. Tal vez, lo que sucedió anoche ha tocado un nervio, pero no pensé que fuera a crear un muro en lo que hemos trabajado tanto.

— Aquí tienen sus puntuaciones finales del examen de término medio. Me alegra saber que todos pusieron atención a la clase y que han sacado provecho de su tiempo aquí -puso mi examen frente a mí, mirándome fijamente, se quedó ahí un pequeño momento, luego apartó la mirada y continuó- Espero que la otra mitad que falta -hizo lo mismo con Yelena- puedan igualmente sacarle provecho y puedan completarlo.

Miré a Yelena tratando de entender qué sucedía y su contestación fue encogerse de hombros, las dos estábamos perdidas. Si nosotras estamos perdidas, nuestros compañeros aún más.

— Chef Romanoff -intenté sonar firme, intento fallido- ¿Podría hablarnos del próximo término?

Giró lentamente, con la mirada fría, no entiendo nada de lo que está sucediendo.

— En este próximo término, aprenderemos comida de alta cocina, aprenderemos los rangos dentro de esta cocina, que es lo que conocemos hoy día, pero mucho más formal y estructurado -apartó su mirada- Crearemos comida molecular para que puedan incorporarse en restaurantes de alto rango y sepan de qué le están hablando. ¿Alguna otra duda?

LA CHEF Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora