Celos

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Si la primera intervención fue horrible, esta ha sido peor. Melina miraba sus uñas con una cara horrible, debía estar mucho más molesta que la primera vez que nos vimos hace unos minutos, Alexei está relajado, su postura no ha cambiado ni un poco. Natasha esperaba en la puerta del salón por mí.

— Wanda, déjame explicarte -haló de mi brazo para poder hablar a mi oído- No es lo que piensas, quería preguntarlo formalmente, pero no pude terminar. Yelena salió disparada y te marchaste tras ella.

— Nat, debiste pensarlo antes de hacerlo de esta manera. Frente a tus padres, ¿dónde queda Yelena?

— No he pensado en eso -contestó frustrada.

Solo hice una mueca de desagrado, me senté al lado de Yelena, pasando mi mano por su espalda. Ella a cambio me devolvió una sonrisa a medias, aún seguía molesta. Era claro, Natasha ha cruzado una línea, no creo que lo haya hecho intencionalmente, pero ha hecho una grieta en lo que hemos tratado de arreglar las tres juntas. Hemos puesto mucho esfuerzo como para que se rompa todo por esto.

— ¿Y bien? -comenzó Melina dejando de mirarse las uñas de una vez.

— Madre, puedo explicar -Natasha se puso de pie, mirando a todos- Quería pedir oficialmente a Wanda, si quería ser mi novia.

— ¡Patrañas! -Melina volvió a golpear la mesa, claramente tiene problemas de temperamento- No puedes hacer esto, Natasha. Nuestra familia tiene cuentas que rendir a los medios, no podemos con otro escándalo como cuando la universidad se derrumbó.

— Melina... escúchala, por favor -Alexei de nuevo al rescate.

— No tengo nada que escuchar -utilizó un tono de voz más calmado con él.

— Madre, lo mantendremos en secreto. Lo prometo, lleva sucediendo mucho más de lo que piensas.

— Yo tengo algo que decir -Yelena ha tomado el momento menos oportuno para llevar mi consejo acabo- Soy lesbiana, y Wanda sí es mi novia.

Me tapé el rostro con las manos, muero de la vergüenza y de la manera en que sus padres me miran. Natasha miraba a Yelena con cara de decepción, pero Lena se sentía súper orgullosa de sacárselo del pecho, aunque mi consejo no fuese del todo este.

— ¡Lo que faltaba! -se quejó Melina- Las dos enamoradas de la misma persona. Yelena, ya sabíamos cuales son tus preferencias. No tenemos ningún problema con eso. -al escuchar esto último, el aire volvió a sus pulmones, sabía que estaba a punto de estallar si esto no salía como se lo esperaba- ¿Quieres explicar cómo es que esta chica -me señaló- es novia de ambas?

— Tenemos una relación complicada -habló pausado en busca de ayuda, pero no me salían las palabras de la vergüenza, y Yelena comenzaba a desesperarse.

— Wanda no podía decidirse, se ha enamorado de las dos -Nat intervino de la manera menos esperada.

— Perdónenme -hablé cuando ya se me hacía más fácil- De la manera en la que me han criado, creemos que somos libres de amar a más de una persona. Conocí primero a Natasha en un bar -arrastré las palabras al final- Conocí a Yelena en el comienzo de la universidad, luego Natasha y yo nos distanciamos, y continué mi amistad con Yelena. No planeé que sucedería y tampoco que fueran dos hermanas.

— Si es tu manera de convencerme, no ha funcionado -Melina habló luego de un incómodo silencio.

— Mi intención nunca ha sido convencerla. Solo decirle la verdad, no sabía las intenciones de su hija -miré a Natasha tratando de contener mi postura relajada.

— Ella no tenía idea -confirmó Nat- Solo quería tener un gesto lindo con ella y preguntarle que si quería ser mi novia.

— Natasha -Alexei le puso la mano en el hombro llamando su atención- Lo has hecho de la peor manera posible. Deberías revaluar tus decisiones. Detrás de todo esto -miró a Yelena, también se refería a ella- pueden hacer lo que quieran con sus vidas.

LA CHEF Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora