Cena parte 2

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Las tres evitamos la conversación a toda costa, ¿cómo manejaríamos esta relación?. Toda la noche hablamos de comida, era algo que las tres teníamos en común por nuestros padres o abuelos, era la manera más sencilla. Realmente fue una conversación amena y agradable.

— Romperé el hielo, si no lo hago yo, no lo hará nadie -Yelena interrumpió nuestra conversación sobre helado o gelato, que sonaba más interesante que lo que vamos a hablar ahora- ¿Cuáles son los términos y condiciones de esta relación? Cabe aclarar que no haremos nada las tres juntas, pero por separado.

— Garden party -contesté a su pregunta.

— ¿Un picnic? -preguntó Yelena extrañada.

— Hay diferentes tipos de poliamor, Lena. Por ejemplo, el de nosotras sería uno como ese.

— ¿Podrías abundar mejor? -Nat tenía la copa en los labios, tomaba el vino con rapidez, quería embriagarse.

— Hay poliamores jerárquicos que consisten en que tienes una relación primaria con la que convives, haces todo, incluso pueden ser esposos. Y luego tienes una segunda pareja, o tienen una segunda pareja, que solo tiene el rol de pareja, no se involucra de la misma manera en la relación de tu pareja primera. Están los no jerárquicos que consisten en que todos están en un mismo plano como explorar relaciones, el pago de la casa, el dinero, o vivir juntos -hicé una pausa para ver si tenían preguntas, las dos se veían demasiado sumergidas en esto- Y también están los "garden party's", todos nos conocemos, somos amigos o hermanas -hice una mueca al mirarlas- pero no todos tenemos una relación. En este caso, Natasha y tú.

— ¿En cuanto al... sexo? -Yelena se veía pasmada, casi intranquila por preguntar.

— Solo yo con ustedes dos -contesté seria, era un tema serio, debía comportarme.

— Si, pero bueno -Natasha se acomodó en la silla hacia al frente para hablar más bajo- ¿sería sacando cita?

— Natasha, no soy doctora. Es como una relación normal, puedes preguntarme si tengo planes y ya -reí un poquito porque en serio quería reírme mucho ante la curiosidad inocente.

— Creo que no entiendes -Yelena juntó sus manos encima de la mesa- Natasha... tiene un amigo y yo no...

— Yelena, por favor -Natasha estaba roja como un tomate.

— ¿Qué te preocupa?

— Ella.... expulsa cosas.

— Todos expulsamos cosas, Yelena.

— Ella puede embarazarte, es lo que quiero decir -habló con un poco más de firmeza y segura de sí misma.

— Nos cuidaremos y tomaremos las medidas, ¿cierto, Natasha? -ella solo asintió- ¿Algo más que debamos hablar? -Yelena no se veía complacida, había algo que le perturbaba el pensamiento- Yelena... dilo.

— No sé cómo decirlo.

— ¿Recuerdas la primera vez que estuvimos juntas?

— Como olvidar -sopló su rostro con la mano, sus mejillas levemente rosadas.

— ¿Qué fue lo que dijiste al final?

— Tengo mala memoria, no sé qué...

— Que no necesitabas uno para hacerme correr -la interrumpí, ahora su expresión es distinta- Si haremos esto necesito por favor que dejen de compararse. Mi amor por ustedes transciende más allá del plano físico, si solo pudiera describirlo con exactitud me entenderían. No las quiero por lo que tienen entre las piernas, si no por lo que me hacen sentir. Lo cual está sujeto a discusión con las diferentes partes y no diré qué siento. A menos que estén de acuerdo en saberlo, pero no quiero competencias -intentaba ser lo más precisa posible, no quiero dejar ningún espacio en blanco.

LA CHEF Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora