Okey, estábamos en la casa de los chicos a punto de castigarme por todo el descaro que mostré desde el último castigo.
Cuando Lis subió las escaleras conmigo encima, me removí, pero con un azote y una orden me quedé quieta y cedí.
Me sorprendía la fuerza que tenían todos a pesar de que la mayoría no hacía ningún deporte.
O yo pesaba poco o se ejercitaba sin que me diera cuenta.
Apuesto por la segunda.
Llegamos al piso de arriba y fuimos a la habitación de Lucas.
—¿No iremos a la de Leo? —pregunté curiosa.
—Hoy iremos a la de Lucas —musitó Luis y yo asentí, con los ojos cerrados.
Él abrió la puerta y entramos Lis y yo en su hombro, con Luis pisándonos los talones.
—Miren quien vino. —Escuché la voz de Lucas y yo sentí los pelos de punta.
—Y la señorita está con el descaro por las nubes —añadió Luis mientras Lis me bajaba.
Me tomé de su brazo en el momento que sentí como bajaba toda la sangre.
Él me rodeó la cintura y yo cerré los ojos hasta que pasó el mareo.
Abrí los ojos y lo señalé con un dedo a la nariz, frunciendo el ceño.
—Me terminarán matando si siguen poniéndome de cabeza —protesté y él miró mi dedo apuntando a su nariz con una ceja enarcada.
Bajé lentamente el dedo, pero me crucé de brazos para seguir demostrando mi enojo.
—¿Sabes dónde terminará ese dedo si me vuelves a señalar, descarada? —insinuó y yo enrojecí.
—Por favor, Dios. Pido decencia —dije dándome vuelta. Sentí como se acercó, pero no fui rápida cuando sentí una gran palmada en mi culo —¡¡Auch!! —chillé sobándome.
—Compórtate —ordenó para luego sentarse en los pies de la cama de Lucas.
Me giré hacia los chicos sonriendo inocentemente. Sonrisa que se fue borrando cuando vi sus sonrisas sádicas.
Uy.
Lucas fue el primero en pararse y yo lo recorrí de arriba abajo con la mirada.
Llevaba la chomba de manga corta —aquí el ambiente estaba cálido— con el pantalón y no entendía cómo le quedaba tan bien el uniforme cuando a mí me quedaba para un velorio.
Se acercó con una sonrisa sádica, sus brazos musculosos resaltaban con la remera y su aura dominante me embriagaba, dejándome totalmente perdida en otro mundo. Su cabello con rulos acariciando sus orejas y sus lentes recostados en sus orejas, dándole un toque intelectual.
Terminó su camino enfrente mío y sentí su agarre en mi mentón.
—¿Te gusta lo que ves? —preguntó con una sonrisa arrogante.
—Sí —contesté con total descaro.
No importa nada, ya todo está dado.
—Sfacciato —murmuró con su dedo índice en mi mentón y se acercó hasta chocar sus labios con los míos.
No fue suave ni dulce, fue feroz y salvaje. Absorbió mis labios y tiró de mi labio inferior para luego volver a juntar nuestros labios, demostrando quien tenía el poder.
Movió sus labios sobre los míos y finalmente se separó, arrastrando mi labio inferior hasta que estuvo demasiado lejos para seguir llevándose de mí.
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Inefable
RomanceElla era un desastre. Ellos eran cinco hermanos con una familia caótica. Ella era libros, ejercicio y estudios. Ellos eran calculadores, indiferentes y hermosos. Si se juntan los dos, ¿Qué surgiría? Muchas cosas, pero primero: El amor.