Pasaron los días luego de aquel encuentro con los hermanos y no hubo nada inusual. Todo era normal hasta que nos invitan a un cumpleaños de mi hermana.
Sí, a toda la familia.
Pero aquel no es el problema que me está carcomiendo la cabeza desde hace dos horas, que fue cuando me lo dijeron.
El problema es que es en la casa de los vecinos.
Y el cumpleaños es de sus hermanos menores.
Tirarse de la terraza empieza a ser una opción.
O tirarse a alguno de ellos.
¡Conciencia!
Perdón, a todos.
No se puede contigo.
Me concentré en mi armario y comencé la lucha de todos los días... ¿Qué me pondría?
Descarté mis shorts de jean favoritos porque la última vez fui con el mismo short. Digo, la primera vez que nos vimos. El clima era otoño en todo su significado. Ni calor ni frío, templado, depende donde me encontrara.
Abrí mi cajón de remeras y me encontré de primera plana el vestido que había usado en una reunión de amigas.
Me quedé mirando el vestido y se me vino a la mente la campera de jean que tenía guardada hace mucho... ¡Nunca me vestí tan bien!
Emprendí el plan y me puse las dos prendas con unas converse y el resultado me fascinó. Perfecto.
Salí de mi cuarto y me crucé con mi mamá.
—¿Qué opinas? —Di una vuelta, modelando mi vestimenta.
—Perfecta. Estás hermosa, hija.
Solté una risa y le devolví el cumplido, bajando las escaleras para ir a la fiesta.
¿Por qué me invitan a este tipo de eventos, si saben que no tengo con quien hablar y estar que no sea mi familia?
Insultando a todos los motivos por los cuales tendría que ir a esa fiesta llegamos a la casa con mi familia, que se nos había unido cuando salimos.
Igual, tampoco es como si hubiese media hora de viaje, es menos de una cuadra.
Nos abrió Lisandro.
Espera, ¿¡Qué!? ¿Lisandro?
Pero, ¿Por qué tan estúpida? ¿Cómo me pude olvidar del pequeño detalle de que estarían los cinco hermanos?
—Hola, familia. Veamos si me acuerdo de sus nombres: Andrea, Alejandro y Emily, la compañera de Liam. Bienvenidos. Tú te quedas afuera, —me señaló a mí —exceso de belleza.
¡No lo hag...!
Me sonrojé.
—¿Tu objetivo es dejarme como tomate? —le pregunté mientras dejaba pasar a mi familia, que después de una mirada acataron el permiso de Lis.
—El primero de muchos, querrás decir.
Solté una risa y lo saludé de mejilla y mejilla.
No fue beso, fue mejilla y mejilla, importante.
—¿Cómo estás? ¿Mucho estrés para organizar? —Le saqué charla mientras nos dirigíamos al patio.
—Unos preparativos por aquí y por allá, pero nada del otro mundo. —Pasamos por la cocina para luego cruzar la puerta y salir al patio.
Se comenzaron a escuchar las voces de muchas personas.
—Espero que Liam y Levi hayan quedado felices con lo que se pudo hacer este año y con sus compañeritos, ya que todavía se están adaptando —siguió diciendo y le puse una mano en el hombro, intentando transmitirle con la mirada mi calma.
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Inefable
RomanceElla era un desastre. Ellos eran cinco hermanos con una familia caótica. Ella era libros, ejercicio y estudios. Ellos eran calculadores, indiferentes y hermosos. Si se juntan los dos, ¿Qué surgiría? Muchas cosas, pero primero: El amor.