Mordí mi manzana bajando la escalera.
Estaba en el colegio a jueves. Esta semana había sido de explicar temas que nos evaluarían en un mes, así que estaba muy tranquila.
Tan tranquila hasta que me picó el ojo.
Llegué al último escalón y mientras me lo rascaba, me saqué los lentes para no ensuciarlos.
Solo que en ese momento quedé ciega por unos segundos. Y sentí como pisaba algo que no debía.
Tropecé y evité el golpe pisando, pero eso me hizo avanzar un poco más y sentir que me iba de boca al piso.
Al menos hasta que dos manos me salvaron por la cintura.
—En serio tienes que dejar de hacer cosas mientras bajas las escaleras. Algún día te vas a matar —escuché el regaño antes de ponerme los lentes.
Me relajé al reconocer la voz y le ofrecí la manzana.
—Sostenla, pero no la comas —advertí.
Me limpié los lentes con la sudadera y me terminé de rascar el ojo. Una vez calmada, me volví a poner los lentes y tomé la manzana de la mano de Leo.
—Gracias, amor. —Y dejé un suave beso en sus labios que lo dejó embobado unos segundos.
—¿Alguien está de buen humor? —preguntó Lis de buen humor.
—Estoy muy tranquila. Nada puede perturbar mi mazo —comenté saludando con un beso a quien estaba al lado de Leo, que era Lucas.
Luego besé a Lis, Lucas y Lau, quien me tomó de la cintura y me pegó a su pecho.
—¿Desayunaste? —interrogó.
Asentí mientras me chupaba un dedo que se había manchado con jugo de la manzana.
—Desayuné y estoy comiendo algo antes del almuerzo. ¿Ven que me puedo comportar? —Mordí de nuevo la manzana y le ofrecí a Lau: —¿Quieres?
—No. Gracias, bonita —me dijo.
—¡Oye! A mí me dijiste que no la muerda —se quejó Leo ofendido.
—Porque tenías que esperar a que te ofrezca —le dije sencillamente —. Ahora sí, ¿Quiere alguno? Está rica —ofrecí.
—Yo paso, gracias.
—Yo también.
—Acabo de comer.
Y Leo negó con la cabeza.
Me encogí de hombros y seguí comiendo tranquilamente.
—Te estábamos buscando —comentó Lucas.
Abrí los ojos que había cerrado cuando me había apoyado en Lau y negué.
—Eso sí perturba mi calma —murmuré, pero Lau llegó a escuchar y me pellizco.
—Compórtate —advirtió cuando le sonreí enorme con toda la inocencia del mundo.
—¿Por qué me estaban buscando, oh, seres hermosos? —pregunté antes de morder la manzana.
Dios, nunca probé una manzana tan deliciosa.
—Elizabeth... —regañó Luis.
—Ya, ya. Me comporto. ¿Qué hice para que me busquen? —cuestioné ya más tranquila.
—Sonará muy mal —se quejó Lis.
—Es que está mal, pero a la vez bien —meditó Luis.
—Nada justifica nuestra obsesión, hermanos. Acéptenlo y no se culpen —habló Lucas y me miró —. Anoche estaba viendo tus fotos de Instagram porque me interesaba ver si subiste algo nuevo y me encontré los comentarios de un tal waylon_oleman que decía cosas realmente asquerosas. No es por celosos, pero queremos saber si sabes quién es antes de que pase a mayores —explicó lentamente mirándome.
—Uh, Waylon... —murmuré sin saber cómo explicarles.
—¿Sabes quién es? —saltó Leo enseguida.
—Sí, desgraciadamente. Me empezó a seguir hace algunos meses y en el último mes me investigó y encontró todas mis redes. Ahora me responde y le da like a tooodo todito —hablé pausadamente, viendo como sus reacciones mutaban.
—¿Lo viste alguna vez cara a cara? —preguntó Lau mortalmente serio.
Supe que, si les decía que estaba en el mismo lugar que nosotros en este momento, no dudarían ni dos segundos antes que ir. Y no dejaría que le digan algo cuando era algo mío. Yo tenía que ponerle los límites, no ellos.
Me tenía que respetar a mí, no a ellos. Y si ellos iban y lo enfrentaban, perdería toda la credibilidad.
—No —respondí imitando su seriedad.
—¿Segura? —preguntó Lis.
—Totalmente —contesté.
Me sentí culpables al esconderles la verdad, pero no habría manera de pararlos si les decía.
—Dinos si pasa a mayores o si consigue tu número o tu ubicación —instruyó Leo.
—Okey —cedí.
Sellé profundamente la verdad. Si no había verdad, no había mentira.
***
Le toqué el hombro a Katie.
—¿Kat? —pregunté porque estaba hablando con Sara.
Vi su cara hacer una mueca durante un microsegundo hasta que cambió a la sonrisa más falsa que vi en mi vida.
—¿Sí? —habló dándose vuelta.
—¿Te puedo robar un minuto? Quería preguntarte algo —le dije por más que haya notado su pesadez.
—¿No puede en otro momento? Estoy hablando con Sara.
—Es que... Necesito saber algo y luego puedes volver a hablar con ella. —Como las últimas semanas.
—Pues, bien. Ya interrumpiste. ¿Qué quieres? —preguntó bruscamente.
Nunca me sentí tan incómoda y menos con Katie.
Respiré profundo y mandé al fondo todos los sentimientos, concentrándome en mi objetivo.
—¿De dónde viene Waylon? El amigo del novio de Tiana —aclaré lo último al ver su cara.
—¿Cómo sabría eso? Sé que viene de otra ciudad, pero no recuerdo cual. Tuvo algún problema en el anterior colegio y los padres tuvieron una propuesta de trabajo aquí —explicó con impaciencia, moviendo el pie ansiosamente y mirando en dirección a Sara.
—Okey, listo. Gracias, Katie.
—De nada. ¿Algo más? —preguntó.
La miré unos segundos.
—¿Estás enojada conmigo? ¿Te dije o hice algo mal? —pregunté sin pensarlo dos veces.
Alzó una ceja, soltando una risa exagerada.
—Oh, no, Eli. Quédate tranquila que tú no cambiaste algo —me respondió y volvió a su lugar con Sara para empezar a murmurar juntas.
Me senté en mi banco y sentí como se sentó Alexandra con la misma cara de angustia.
—¿Algo va mal? —pregunté en un susurro.
—Sí. Pero ya pasará. ¿Y tú?
—También. Pero sabía que pasaría —contesté encogiéndome de hombros.
—Al final siempre tiene razón el presentimiento —murmuró y empezó a escuchar a la profesora que se puso a explicar un nuevo tema.
Suspiré y me conecté con la clase, ignorando el pinchazo que sentía en el pecho y los problemas que olía a la vuelta de la esquina.
____
Un capítulo corto, pero lleno de drama.Si les pasó algo parecido a lo que cuenta Beth, no duden en decirlo. Hablen con seguridad y confianza, no se lo callen. Porque este tipo de casos puede pasar a mayores y deja de ser algo que se pueda ignorar.
Espero que estén bien y que hayan disfrutado del capítulo ❤️
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Inefable
RomanceElla era un desastre. Ellos eran cinco hermanos con una familia caótica. Ella era libros, ejercicio y estudios. Ellos eran calculadores, indiferentes y hermosos. Si se juntan los dos, ¿Qué surgiría? Muchas cosas, pero primero: El amor.