Capitulo XLIII

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—¡Elizabeth Meyer! —llamó la profesora.

Respiré profundo y me levanté de la silla. Ignoré el mareo y llegué hasta la mesa de la profesora sin caerme.

—Excelente examen, Elizabeth. Felicitaciones —halagó la profesora y mientras me alejaba luego de agradecerle, llamó a alguien más con otro grito.

Vi la nota y sonreí, destensando los hombros.

—¿Cuánto? —preguntó Tiana cuando llegué a dónde todas estaban reunidas a la espera de sus notas.

—Diez más —respondí guardando la prueba y sentándome dónde antes me hallaba, que era con la silla dada vuelta al banco dónde todas apuntaban.

—¡Genial, Beth! —exclamó Roseline.

Yo sonreí y justo en ese momento volvió Katie del banco de la profesora.

—¿Cómo te fue, Kat? —pregunté animada.

—Un ocho —contestó sin mirarme.

—¡Está muy bien! !¡Felicidades, Katie! —celebré con entusiasmo.

—Sí.

Borré mi sonrisa lentamente y la vi con el ceño fruncido, pero ella estaba muy ocupada hablando animadamente con Sara.

Bueno...

Suspiré y borré eso de mi mente. Positividad.

—¿Qué prueba sigue ahora? —preguntó Tiana con su agenda en mano.

—La de química y la exposición de historia mañana —respondí automáticamente.

—¡Oh, mierda! ¡La exposición de historia! ¿Tú ya estudiaste, Beth? —cuestionó Alexandra.

—Sí. Ya tengo todo en la cabeza, pero estudiaré hoy por si las dudas. —Es el último esfuerzo.

Como les había dicho a los chicos, me dediqué a estudiar esta semana. Quizá un poco mucho, pero ya estaba terminando y no estaba muy estresada.

Los chicos no estarán para nada felices cuando se enteren.

Pues que se enteren. Tengo el culo demasiado blanco, le podrían dar un poco de color.

Eso fue lo más masoquista que escuché.

Negué por mis pensamientos y continué charlando con mis amigas.

Cuando tocó el timbre, tomé el cuaderno dónde tenía todos los resúmenes y bajé preparada para leerlo un par de veces.

Mientras bajábamos por las escaleras, nos encontramos al grupo de chicos donde pertenecía el novio de Tiana.

Maldición.

Hay un chico de los cuatro chicos que no me deja en paz. Empezó respondiéndome las fotos en las redes y de a poco fue acosándome hasta que me ubicó en todas las redes y me responde todo.

Y cuando está en frente no para de mirarme y buscar estar cerca mío.

Negué con la cabeza a Alexandra cuando vi que se paraba para hablar y me intenté escapar, pero Adrián me pasó el brazo por los hombros y me giró, de manera que quedé al lado de Waylon.

No, no, no.

Me removí, pero cuando sentí como Waylon me pasaba un brazo por la cintura, sentí como me quedaba pálida.

Me dejé de mover por el shock y Waylon lo tomó como una invitación para acercarme a él y hacer que nuestras caderas choquen.

Hice una mueca y me saqué bruscamente su brazo de mis hombros.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora