*Shut up and listen, Nicholas Bonnin y Angelicca*
—Pero… —procesé lo que me estaba explicando —. ¿Se encontraron en un supermercado y la invitaste a tu casa? —pregunté perdida y Mara soltó una carcajada.
—Eran otros tiempos —se excusó y Luz negó con la cabeza.
—Luego de eso siempre intentaba acompañarla cuando iba de compras. No sea que encuentre otra yo —explicó y solté una risa.
—Esto podría haber sido muy diferente si hubiera sido traficante de órganos —aseguró Keyla mientras sacaba varias tazas de los estantes de la cocina.
—Luego, cuando se conocieron todos, ¿Cómo llegaron a la conclusión que se querían por igual y no había problema en estar todos juntos? —pregunté sentada en la mesada.
Axel y Luz estaban en la barra y Mara y Keyla se encargaban de hacer café y chocolate caliente mientras controlaban las galletas que se estaban haciendo en el horno.
—Pues… Fue creciendo solo y luego lo que te expliqué la tarde que te conté la historia —respondió Mara.
—Si no hubiese habido comunicación, podría ser muy diferente el desenlace de esa historia —aseguré y Axel soltó una risa.
—Con honestidad, la comunicación siempre se dio natural. Supongo que por eso pudimos concretar nuestra relación sin problemas. —Un trueno lo interrumpió y fruncí el ceño.
—¿Los chicos dónde estaban? —inquirí y Mara me miró con la cabeza inclinada, pero mi respuesta llegó por los dos niños que bajaron la escalera corriendo.
—¡Bajen con cuidado! —se adelantó Luz, pero Liam y Levi siguieron corriendo.
—¡Mamá! ¡Papá! ¡Mamis! —chillaban al unísono al atravesar el umbral de la cocina y llegar hasta donde estábamos reunidos.
—¡Queremos jugar futbol!
—¡Como los chicos!
Mara se arrodilló y les puso una mano en la mejilla a cada uno.
—Ahora está lloviendo. Cuando se seque el césped podrán jugar. Y tengan cuidado en la escalera —les respondió y se incorporó de nuevo, pero los niños negaron.
—¡Queremos jugar ahora!
—¡Como nuestros hermanos!
—Pero sus hermanos no están jugando ahora —interrumpió Keyla y los chicos la miraron con el ceño fruncido.
—¿Acaso nos estás diciendo que imaginamos cosas? —interrogó Liam.
—Sus habitaciones están vacías y en la ventana del cuarto de Lucas se ve que juegan en el patio —aseguró Levi.
Fruncí el ceño y me giré para correr la cortina de la pequeña ventana que había en la cocina. Solo que no me esperaba ver a mis cinco novios bajo la lluvia mientras jugaban a patear la pelota. Alcé las cejas y me giré a ver a Mara, que tenía la misma expresión, pero más materna.
Se les vendría la regañina del año.
—¿En serio están jugando bajo la lluvia? —preguntó Axel intentando contener la risa, pero cuando Mara asintió casi echando humo por las orejas, él reventó en carcajadas.
Me bajé de la mesada con una sonrisa divertida.
—Voy a buscar toallas —avisé y Luz me habló.
—En el baño de este piso hay de emergencia. Alcanzarán.
Asentí con la cabeza y caminé por la casa mientras escuchaba a Mara murmurando por lo bajo de camino a la puerta del patio.
Llegué al baño y tomé cinco toallas para salir y ver justo el momento que Amara abría la puerta movediza de vidrio y llamaba a sus hijos.
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Inefable
RomanceElla era un desastre. Ellos eran cinco hermanos con una familia caótica. Ella era libros, ejercicio y estudios. Ellos eran calculadores, indiferentes y hermosos. Si se juntan los dos, ¿Qué surgiría? Muchas cosas, pero primero: El amor.