Capitulo LI

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Cabeceé en la silla, pero me desperté enseguida cuando la puerta se abrió y se cerró en tiempo récord.

—¿Cuándo les dirás? —preguntó Lau rápidamente.

—¿Qué...? —Fruncí el ceño sin entender nada.

Ya me había bañado y estaba esperando a Lau para dormir. Finalmente dormiría con él luego de tanto tiempo.

La semana pasada dormiste con él.

Shhhh.

—Nos mentiste —arrebató acercándose hasta estar enfrente mío.

Palidecí, pero disimulé.

No se puede haber dado cuenta.

—¿Cómo les voy a mentir? ¿En qué? —pregunté haciéndome la tonta.

No. No se podían enterar.

—No estás bien. Tu cabeza está en otro lado. Sé que el tal Waylon sí lo viste alguna vez y creo que va a la escuela, mientras que hay algo más que te preocupa y yo creo que es algo más por el lado de amigos. Así que, ¿Puedes explicarme qué rayos está sucediendo en tu vida y por qué nos estás evitando? —explicó mirando en todo momento mis ojos.

Carajo.

—N-no sé de lo que hablas —tartamudeé al principio.

—Oh sí, lo sabes muy bien. Y yo también —contestó.

Suspiré y acepté que ya lo sabía.

—¿Quién te lo dijo? —espeté levantándome de la silla.

Me moví hasta el centro de la habitación y respiré profundo.

—Nadie. O tú, si vale. Te pusiste tensa cuando nos dijiste que Waylon no estaba en la escuela y que nunca lo habías visto. Luego, tienes la cabeza en otra parte, no te das cuenta de cosas que antes sí te dabas cuenta, por ejemplo, cuando te miro porque descubrí algo que estabas ocultando. Lo de tus amigas, supongo que es Katie porque los últimos recreos en la escuela no te vi con ella y no le mandas mensajes —explayó acercándose hasta estar en mi espalda.

Me di la vuelta dispuesta a negarle todo, pero noté su ceja alzada.

—Es lo mismo que nada intentar convencerme que todo es mentira —advirtió Lau.

La sangre se terminó de drenar en mi piel, pero la sorpresa se reemplazó con la ira.

—¿Cómo...? ¿Por qué? Dios, ¿Por qué siempre estás pendiente a mí y te das cuenta de todo? Siempre pude lidiar sola con las emociones. Solo sonreía y lo procesaba hasta poder enviarlo lejos de mi mente. Ahora tú estás en mi mente y no puedo tener un momento sola —le espeté señalándolo.

—Primero, procesar las emociones o lidiar con ellas no es solo mandarlas lo más profundo en la mente y olvidarte de ellas. Para nada. Olvídate de saber procesar las emociones si para ti ese es un buen método —murmuró mirándome con la mirada oscurecida, pero no era la de siempre.

Estaba enojado, pero no sabía por qué.

Yo debería estar enojada por no tener un mínimo de respeto.

—Segundo, los momentos que estás sola, le das rienda suelta a tus pensamientos y te comen viva. Y está bien, es parte de crecer, pero necesitas un cable en la tierra.

—¡Leer es mi cable!

—¡Leer no es un cable! Simplemente escapas de tu realidad hacia otra donde sí puedes solucionar los problemas ajenos, pero no los tuyos —soltó enfurecido.

—Pues... ¡Cuando me castigan es mi cable!

—¡Sigue sin ser un cable, Elizabeth! ¡Lo único que haces es distraerte y luego ignoras los problemas que están ahí! —exclamó pasando su mano por su cabello con rapidez, demostrando que estaba impotente.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora