Estábamos a viernes de la misma semana. Había estado tan desconectada que recién me percataba que era fin de semana.
Gajes de tener cinco monos siguiéndote.
En la escuela ya no estábamos haciendo nada ya que el profesor había faltado y no había dejado tarea, por lo tanto, nos encontrábamos jugando a las cartas.
En el colegio se trabaja duro.
El juego consistía en poner las manos en el medio lo más rápido posible, y el último perdía —obvio depende la carta que tocaba—.
Más que claro me clavé uñas, anillos, pulseras y las manos me quedaron completamente rojas.
—¡¡¡Bestias!!! ¡Miren mis manos! —chilló Olivia, una de mis amigas, y yo solté una carcajada.
—¡Por favor, eso no es nada! Miren las mías. —Mostré mis rastros de sangre y las marcas de anillos.
—Me parece que Beth les gana a todos —comentó Katie y todas mis amigas rieron mientras asentían.
Jugamos un poco más hasta que nos aburrimos y comenzamos a dispersarnos.
Yo estaba viendo videos cuando me llegó un mensaje.
Nuevo mensaje del grupo Sfacciato:
Lis: ¿Vienes a casa o tienes algo que hacer?
Con los chicos no había estado mucho estos días porque estaban con las últimas pruebas, tareas y sus resultados.
Yo: No tengo nada que hacer. ¿Ustedes?
Lau: Ya estamos libres, bonita.
La aparición de Lau en el chat me hizo acordar al lunes y todo lo que había pasado.
Luego de ponerme la crema y quedarnos un rato abrazados, Luis nos llamó a todos a merendar y contra toda mi voluntad, había bajado para probar las galletas de Axel.
Ese fue el último día que me quedé a dormir, porque después me dijeron que tenían muchas tareas, así que los dejé que se pusieran al día mientras yo intentaba no matarme con mis malos hábitos.
Yo: ¿Hoy vamos caminando a nuestras casas o pasa algún padre?
Leo: Más perdida no se puede estar. Hoy vamos caminando ya que nuestros papás están ocupados y en tu auto no entramos porque salimos todos juntos.
Yo: ¡Oye! Hicieron mucho lío con todo eso y dejé que lo entendieran los más mayores.
Lucas: Es un año y dos, Elizabeth. No seas exagerada.
No busques un...
Está servido.
Pero...
Sshhh.
Yo: Ya aparentan uno o dos años para la jubilación...
Luis: Ni siquiera la vimos y ya nos llamó viejos.
Lucas: Ya verá.
Yo: Ya estoy tranquila. Okey, respondiendo a Leo. ¿Tenemos que comprar algo para almorzar o alguna parada?
Lis: Yo necesito comprar algo en una librería, luego en casa me aseguro que tenga para cocinar.
Le contesté solo para que sepa que lo leí y dejé el móvil para unirme a la conversación de mis amigas y sobrellevar los veinte minutos que quedaban.
***
Sonó el timbre y bajé las escaleras hasta la planta baja, dónde me encontré a Lau y Leo.
Sonreí y ellos me vieron, devolviéndome una sonrisa cálida.
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Inefable
RomansaElla era un desastre. Ellos eran cinco hermanos con una familia caótica. Ella era libros, ejercicio y estudios. Ellos eran calculadores, indiferentes y hermosos. Si se juntan los dos, ¿Qué surgiría? Muchas cosas, pero primero: El amor.