Capitulo XLVII

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De haber sido un gato, hubiese ronroneado.

Estaba tapada con una manta gruesa en el regazo de Lucas. Él estaba dejando caricias en mi espalda baja, las cuales me estaban adormeciendo, pero faltaba poco para ir al gimnasio y si me dormía, no me podría despertar.

Estábamos en su habitación, ubicados en el puf.

Tomé el móvil y me distraje con las redes.

Noté que una autora había publicado algo y lo abrí, sin esperar encontrarme un vídeo subido de tono.

Intenté cerrarlo rápidamente antes de que lo vea Lucas, pero algo llamó mi atención.

El vídeo era de una chica desconocida, pero la autora lo había resubido porque la hacía acordar a uno de sus libros, los cuales trataban de bdsm.

La persona que estaba grabando, tenía a la chica rodeada con una cadena por el cuello. Y se llegaban a ver sus manos encerradas también con cadenas.

Fruncí el ceño, analizando el vídeo que se reproducía una y otra vez.

Si algo sabía del bdsm, era que debía ser seguro. Siempre seguro. Y las cadenas no eran para nada seguras, ya que se podían enredar y en caso de que la chica decidiera usar su palabra segura, no se podría pasar rápidamente al aftercare debido al problema. Y ahí dejaría de ser divertido.

Pero había visto que muchas personas las usaban.

Dudé un segundo. Tenía a un experto del bdsm cerca. De hecho, yo estaba encima de él.

—Lucas... —murmuré antes de que me arrepienta y él levantó la mirada del libro.

Me enfocó a mí y por consecuencia, a la pantalla de mi móvil.

—Elizabeth... —respondió con una ceja enarcada.

Su rostro no mostró ningún pensamiento más allá de su interrogante.

—No es lo que piensas —advertí antes de que haga conjeturas.

—¿Qué querías decirme? —preguntó neutral.

—Es... Son cadenas con lo que están jugando. Y son peligrosas en el bdsm, ¿No? —cuestioné.

—Desarrolla. Sé que lo sabes —animó.

Dejé el móvil de lado y lo miré.

—Pues... El bdsm para disfrutarlo debe ser seguro y las cadenas no son seguras. Si se enreda, no se pueden cortar como las sogas. Y si la chica usa su palabra por alguna razón y hay que hacerlo rápido, será peligroso con las cadenas —expliqué sin tener mucha idea de lo que estaba diciendo.

Asintió lentamente, acariciándose el mentón.

—¿Y cuál era tu pregunta? —preguntó luego de unos segundos.

—Si es peligroso, ¿Por qué se usa? —pregunté sin encontrarle la lógica.

—Es igual que el edgeplay, ¿Sabes qué es?

—No tener palabra segura —contesté segura.

—Perfecto. Así como hay personas que les excita saber que no pueden detener el juego por más que no les guste, hay personas que les excita jugar con cadenas, fuego o cuchillos. Cosas totalmente peligrosas —explicó sin dejar de acariciar mi espalda.

—A ustedes no les gusta así, ¿No? —pregunté con un poco de miedo.

—No, para nada. Quizá haya cierta tensión en deslizar un cuchillo sobre tu piel desnuda, pero nunca cortarte. Es demasiado peligroso. No creo pasarla bien ni tú, ni yo —contestó mirándome con su profunda mirada.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora