Capitulo LV

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Llegué a la escuela saludando a mis amigas.

—Buen día, Beth —saludó Katie.

—Hola, Katie —correspondí y saludé a Tiana.

Me junté con Alexandra, Rose y TIana.

Ya me había arreglado con Katie y si bien no estábamos tan juntas como meses atrás, teníamos buena relación y sabíamos que podíamos contar con la otra en cualquier momento. Seguía compartiendo con Sara, pero no me molestaba tanto como antes. No era que había preferido a Sara, sino que su mente le ponía miles de alarmas a mi persona porque sus padres no la querían como hija.

Y yo que amaba a la señora Milles.

Con Sara se habían calmado las aguas y éramos "amigas" de nuevo, aunque seguía teniendo sus actitudes cuestionables o sus silencios que lo dicen todo.

Estábamos a viernes de la misma semana que los chicos me habían dejado el culo rojo.

Recordé lo que pasó cuando llegué a mi casa un poco sonrojada.

"Me quité la ropa y prendí la ducha, tarareando alguna canción que no recordaba el nombre. Me peiné y me miré el espejo como siempre. Giré y noté el color de mi trasero.

Olvidé todo y pasé la mano por allí, sintiendo el ardor usual, pero también la corriente que se multiplicó cuando llegó a mi centro.

Me miré los ojos en el espejo y noté el brillo. Recordé los ojos de los chicos luego de azotarme y me sonrojé.

Ingresé rápido a la ducha y solo puedo decir que fue más cómodo tener el agua. La ducha y yo sabemos lo que pasó".

Sentí mi rostro caliente y me hice viento con la mano disimuladamente. Saber encima que debajo de toda la ropa no tenía bragas normales porque había olvidado lavarlas. Tenía unas de encaje rojo y muy finas.

Era preferible no usar nada, pero decidí probar.

Es... Me acostumbré, pero tener en la mente que las tenía puestas era...

Caliente.

Sí.

Tocó el timbre y nos formamos para darle la bienvenida a la bandera y todo eso.

Será un día largo.

***

Salí del baño con una mueca, intentando acomodarme las bragas disimulada, pero al parecer no lo fue tanto cuando Lucas se paró frente mío luego de salir del baño.

—¿Por qué caminas raro? ¿Te duele el pie de nuevo? —preguntó rápidamente.

—Hola, amor. Todo bien, ¿Y tú? ¿Cómo te trata la vida? ¡Oh, qué bueno! —inventé con sarcasmo.

Me puso mala cara y yo reí.

—No, Lucas. No me duele el pie, es... otra cosa —contesté sonrojada.

Enarcó una ceja.

—¿Y cuál es esa otra cosa? —cuestionó.

—Si te digo, no le dices a los otros —murmuré luego de pensarlo unos segundos.

—Entre nosotros nos contamos todo, y más si tú estás involucrada —aseguró moviéndose a la pared.

Suspiré como colegiala con una sonrisa de enamorada.

Me apoyé en la pared y se posicionó delante.

—¿Y bien?

Respiré profundo.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora