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Una semana había pasado y Martina estaba sorprendida por varias cosas. En primer lugar, se había adaptado muy bien al equipo de diseño, y en segundo lugar, nadie le había preguntado aún sobre su relación con Lourdes. Aunque había notado algunas miradas curiosas, especialmente en la guardería, nadie había comentado nada al respecto.

Esa mañana salió de una reunión y se dirigió a la sala de descanso para prepararse un café. Minutos después, Manuel entró en la misma sala.

-Hola Martina- dijo el hombre con una sonrisa que le pareció un poco seductora, pero a ella le dio un poco de vergüenza ajena.

-Buenos días- contestó tomando asiento en una de las mesas con su taza de café en la mano. Aprovechó para enviarle un mensaje a su novia, pero levantó la vista cuando vio que Manuel se había sentado justo a su lado en la mesa.

-¿Qué te está pareciendo la empresa hasta ahora?- preguntó el hombre apoyando un codo en la mesa y mirandola intensamente

-me estoy adaptando sin problemas, me gusta mucho este lugar-

El asintió sin dejar de mirarla, lo que la estaba poniendo nerviosa.-Es un buen lugar, especialmente la gente que trabaja en esta planta, más arriba... ya sabes... las cosas empeoran- comentó.

Martina puso cara de confusión -¿A qué te referis?-

-Gonzalez- dijo él sin más -Es una auténtica zorra-

La rubia abrió los ojos sorprendida por sus palabras. No solo porque era su novia, sino también porque era una jefa justa que trataba a sus empleados con respeto y jamás había escuchado a nadie decir ni media palabra mala sobre ella.

La sangre de Martina empezó a hervir, pero trató de no montar una escena -No sé por qué dices eso, pero creo que está totalmente fuera de lugar-

Manuel se separó un poco de ella, molesto de que no estuviese de acuerdo. -Es esa... energía... va por la empresa como si fuese la dueña del mundo-

Martina achicó los ojos -sos consciente de que literalmente es la dueña de este edificio-

-ya, ya- dijo Manuel -Pero... se cree mejor que los demás-

Martina suspiró -quizás te sentis intimidado por ella- se levantó de su silla -porque definitivamente es mejor que vos-

El abrió la boca sorprendido por su reacción -pero si no la conoces, acabas de llegar-

La rubia soltó una risa caminando hacia la puerta -nos vemos-

Podría haber montado una escena defendiendo el honor de su novia, pero Manuel no valía la pena. Así que volvió a su mesa y continuó trabajando.

...

Lourdes había intentado comunicarse con Martina pero no respondía, así que decidió bajar hasta la novena planta para hablar con ella. Su hermana había reunido los documentos que Martina necesitaba para la tutela de Guadalupe, y aunque todavía faltaba más de un mes para que cumpliese los dieciséis, quería darle la información cuanto antes.

Para Lourdes fue extraño entrar en esa parte del edificio, ya que no solía bajar ahí debido a que las reuniones con el equipo de diseño se realizaban siempre en la última planta. Aun así, recorrió el lugar en busca de la mesa de Martina y mientras pasaba por una de las salas de descanso, escuchó una voz que le desagradaba: la de Manuel Dons

-Te digo que me acostandare con ella-

La empresaria se detuvo sorprendida al escuchar ese lenguaje en la oficina.

-No sé... no te dirigio la mirada en toda la semana, y hoy decis que se fue mientras intentabas hablar con ella- dijo otro trabajador cuya voz no reconoció.

Estar con ella- MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora