Cuando Martina puso un pie en la calle dos brazos la rodearon por el cuello y el perfume de Lourdes inundó sus fosas nasales haciéndola cerrar los ojos mientras sus manos rodeaban la cintura de la otra mujer
-perdón por llegar tarde- dijo la ojiverde en cuanto se separaron
-no te prepcupes, ya haces mucho viniendo a buscarme- dijo Martina colocando un mechón de pelo detrás de la oreja de Lourdes y acercó su rostro para dejar un beso en sus labios.
Las dos no podían dejar de sonreír
-a veces me cuesta recordar que puedo besarte cuando quisiera- Lourdes sonrió en cuanto se separaron
-me encargare de recordarlo entonces- acto seguido la camarera se acercó una vez más para besarla
-¡¿QUE MIERDA ES ESTO?!-
Las dos se separaron cuando escucharon aquel grito y sus ojos se posaron en Santiago que las miraba con odio mientras apretaba sus puños. Lourdes instintivamente coloco el cuerpo de Martina detrás del suyo y se giro hacia la puerta del bar pero el portero no estaba en su lugar, probablemente había ido adentro a hacer un descanso
Lourdes se volvió a girar y vio que Santiago caminaba hacia ellas y empujó a Martina un poco más para que quedara detrás de ellas completamente
-Lourdes...- susurro la rubia
-tranquila- pidio Lourdes sin apartar su mirada de Santiago
-Que mierda haces Martina? Ahora sos lesbiana?- Santiago escupio cada palabra con odio
-no digas nada- dijo Lourdes girando la cabeza un poco para dirigirse a la rubia
-ahora hablas por ella? Quien te pensas que sos? ¡Ella me pertenece a mi, yo soy el padre de su hija!-
-no sos el padre de nadie- dijo Lourdes con voz pausada -y definitivamente Martina no te pertenece, ni a vos ni a nadie-
Santiago respiraba con dificultad por su enojo y Lourdes sabía que había demasiado posibilidades de recibir golpes esa noche pero no le importaba siempre que Martina estuviera sana y salva
-por favor andate antes de que llame a la policía-
-estas acostandote con ella?- dijo Santiago mirando a Lourdes a los ojos -no pienso dejar que mi hija se crié con degeneradas, no lo voy a permitir-
Lourdes suspiro -repito, no sos el padre de nadie así que podes dejarnos en paz
-¡Yo soy el padre de su hija!- grito dando otro paso adelante
-sos un maltratador con una orden de alejamiento- dijo Lourdes enojada y quizás no debería de haber dicho eso pero mo podía soportar ver a ese hombre reclamar ningún tipo de título sobre Isabella, no tenía derecho en hacerlo
-yo soy su padre y vos sos una hija de puta, ni tenes que meterte en esto que no es asunto tuyo- dijo Santiago dando otro paso mas
-te equivocas, vos sos el hijo de puta y yo si tengo mucha suerte quizás me gane el derecho de formar parte de la familia de esa niña pero vos nunca vas a poder hacerlo-
Justo en ese momento Lourdes vio que algo cambió en los ojos de Santiago y un segundo después estaba en el suelo. Lo último que recuerda antes de que todo de volviera negro es Martina tomar su cabeza mientras decía su nombre
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Martina estaba llorando en la sala de espera del hospital. Cuando Santiago le pego a Lourdes la empresaria se cayó y golpeó su cabeza directamente con la calle
En ese momento salió el portero del bar e inmediatamente tomó a Santiago inmovilizadolo para que no pudiera continuar pero ya era demasiado tarde porque Lourdes estaba tirada inconsciente mientras una fina línea de sangre se deslizaba por su frente cayendo por la parte izquierda de su cara
Martina seguía en esa lugar mientras miraba sus manos, sus pantalones todavía tenían manchas de sangre y escucho como alguien entraba corriendo por las puerta y se dirigían al mostrador. Era un matrimonio que entró con cara de preocupación
-Gonzalez- dijo la voz de una mujer -Lourdes Gonzalez
Martina se puso de pie, no los había conocido nunca pero era evidente que era los padres de Lourdes. La enfermera les pidió que tomarán asiento y cuando los dos se giraron vieron a Martina y la rubia vio como la mujer la reconocía
-Martina?- pregunto Gabriela acercándose a ella
La mujer se limito a asentir levemente y pronto estaba siendo abrazada con fuerza -que paso?-
-yo... yo- Martina tartamudeo pero respiro hondo antes de continuar -le pegaron y se golpeó la cabeza...- consiguió decir pese al temblor en su voz -todo es mi culpa- dijo minutos después y miro a la mujer a los ojos
Martina sintió una mano pesada en su hombro y giro la cabeza para ver al padre de Lourdes -esto no es tu culpa
-el es mi expareja- susurro la rubia -es mi culpa
Gabriela se llevó una mano a la boca sorprendida, Lourdes le había contado que ella había sido maltratada por el padre de su hija pero nunca se espero que llegara tan lejos -Martina, no es tu culpa, vos estás bien? Te hizo algo?- la camarera solo negó con la xabeza
-vamos a sentarnos- dijo Fabian con preocupación y los tres tomaron asiento
Ganriela tomó la mano de su marido y con la otra entrelazo sus dedos con los de Martina. Ninguno dijo nada solo se sentaron a esperar
Paso bastante tiempo, a Martina le pareció una eternidad pero finalmente el doctor se acercó a ellos
-familia de Lourdes Gonzalez?- Los tres se levantaron como resortes pero Martina no solto sus manos -esta fuera de peligro- dijo el médico -pero tiene un contusión bastante importante, le hicimos un escaneo y tiene un leve sangrado intracraneal-
Martina sintió que se iba a desmayar pero la mano de Gabriela parecía darle fuerza -tenemos que mantenerla en observación para ver como evoluciona, esperamos que el sangrado se solucione por si solo pero tenemos que mantenerla en coma inducido hasta que esa suceda para evitar posibles daños-
-podemos verla? Cuanto tiempo va a estar en coma?- dijo Fabian
-pueden verla en unos minutos, yo los llevare y con respecto a su otra pregunta tendremos que hacerles más estudios los próximos días para ver como evoluciona y decidir que hacer pero ella podría estar dormida hasta una semana si es necesario
Los Gonzalez asintieron y Martina solo se quedo ahí parada escuchando todo -podemos ir ahora?- pidió Gabriela y el hombre asintio guiándolos a la unidad de cuidados intensivos
La rubia solo los seguía, aún no estaba bien después de todo lo que escucho y cuando vio a Lourdes ahi tumbada con una venda en la cabeza, un tubo en su garganta y conectada a varias máquinas se le rompió el corazón
No le importaba lo que dijeran los Gonzalez eso era su culpa, ese golpe era para ella no para Lourdes pero en ese momento solo esperaba que la castaña volviera a abrir esos ojos verdes que tanto le gustaban y la enamoraban cada día más
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Estar con ella- Martuli
De TodoQuien diría que besar a una desconocida en un callejón iba a cambiar su vida para siempre