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Lourdes tocó la puerta de la casa de los Benza. Había hablado con Martina antes de llegar, pero su esposa había insistido en que fuera sola ya que esta idea había sido suya. Llevaba puesto su traje de trabajo para ir directamente a la oficina, y ya le había avisado a Mica de que llegaría tarde.

-Lourdes- dijo Daniel sorprendido al verla -Hola, pasa, no te esperábamos-

La ojiverde sonrió antes de entrar -Espero no estar molestando-

-Por supuesto que no, pasa, pasa- insistió el hombre -¡Silvina!- la llamó -Lourdes está acá-

La mujer apareció unos segundos después -¿Está todo bien?-

Lourdes asintió y se metió las manos en los bolsillos de su saco -Quería hablar con ustedes, eso es todo-

-Claro, siéntate. ¿Cómo te encuentras?- dijo la mujer guiándola hasta la mesa -¿Algún síntoma?-

-Estoy bien, volviendo a Martina más loca de lo normal, pero bien- dijo con una sonrisa.

Los Benza le ofrecieron algo de beber y finalmente los tres se sentaron alrededor de la mesa de café. Lourdes abrió su maletín y sacó varios papeles.

-Quería hablarles de trabajo- comenzo -Más bien hacerles una oferta de trabajo- Silvina y Daniel parecían sorprendidos -En la empresa están ampliando el departamento de contabilidad, Martina me dijo que solías trabajar como administrativa- se dirigio a Silvina -Necesitan una secretaria, no sé si estarías interesada-

-Lourdes... no sé qué decir... no te tenes que sentir obligada a hacer esto-

-No me siento obligada y no tienen que aceptar si no quieren, solo quería... hacerles esta propuesta- Luego miró a Daniel -Necesitamos un gerente para el nuevo almacén que vamos a abrir. ¿Tenes experiencia en logística, verdad?- El asintió -Bien...- sacó varios papeles de su maletín -Pueden echarle un vistazo, de verdad, no tienen que aceptar-

Slvina miró los papeles que había delante de ella -¿Por qué haces esto?-

Lourdes sonrió -Martina los perdono, Guada también- se encogio de hombros -Sé que no está siendo fácil para ustedes... solo... quiero darles una segunda oportunidad, si sus hijas supieron perdonarlos... no quiero que estén siempre con el peso de lo que pasó sobre sus hombros. Si pueden mirar adelante y dejar atrás el pasado, yo solo quiero lo mejor para ustedes- sabía que ellos estaban teniendo dificultad para encontrar trabajos decentes por sus antecedentes con la ley.

Silvina negó con la cabeza emocionándose con sus palabras -Sos... el ejemplo de todo lo que hicimos mal con ellas...¿Cómo pudimos tratar a Martina así por quererte? ¿Cómo pude mandar a Santiago a buscarla?- volvió a negar con la cabeza -Antes... antes vivía consumida por la religión... los prejuicios... y vos... sos todo lo contrario, gracias por esta oportunidad- dijo pasando las manos por los papeles -No la merecemos, pero te lo agradezco de verdad-

-No digan nada ahora- dijo Lourdes -Léanlo bien primero-

-Gracias- Daniel la miro agradecido

-No hay de qué- se levanto -Los dejo ya que tengo que ir a la oficina-

-Gracias de nuevo- dijo Silvina

-El fin de semana es mi cumpleaños y quería invitarlos a casa de mis padres, no va a ser nada especial, solo haremos un almuerzo y pasaremos el rato junto a la pileta-

Los padres de Martina la observaban con admiración -Todavía me cuesta creer que nos hayan perdonado- dijo Daniel -Pero ahí estaremos-

-Bueno- dijo con una sonrisa -les enviaré la dirección-

Estar con ella- MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora