Después de su conversación con Lourdes, Martina se sentía mucho mejor. Apenas llegó a su casa Brisa e Isabella estaban durmiendo y la joven madre se había pasado unas cuantas horas intentando absorber todo lo que había pasado
A la mañana siguiente salió de la habitación con isabella y apenas vio a Brisa vio que estaba con cara de pánico se rio internamente, dejó a la niña en su silla y abrazo a su amiga -gracias por hablar con Lourdes-
Brisa se sorprendió al contacto y las palabras que le estaba diciendo la rubia pero se tranquilizo un poco, una parte de ella decía que le iba a pegar por haber hablado con Lourdes -no hay de que, tenía que hacer algo. No me gusta verte toda triste y que no tengas las agallas de arreglarlo-
Martina sonrió- tengo pánico, lo sabes pero no tengo bien en claro que le dijiste para que hable conmigo-
Brisa trago saliva nerviosa -le dije que no la rechazabas porque no te gusta sino porque tenias miedo. Ella estaba frustrada porque no entendía nada así que le dije que el padre de Isabella te había herido demasiado- suspiro y la miro a los ojos -no quería traicionar tu confianza se que no te gusta hablar de tu pasado pero pense que merecía saberlo antes de decidir si quería quedarse o no en tu vida-
Martina sonrió y la volvió a abrazar -no traicionaste mi confianza y gracias de nuevo por haber hablado con ella- se separo y fue a preparar su desayuno y el de su hija -y hoy intentaré dar un paso adelante con ella-
-a que te refieres?- dijo Brisa
-ella hace tantas cosas por mi, pense que podría invitarla a comer- Martina parecía nerviosa -no es nada importante pero para que vea que me importa
-creo que le gustará- dijo Brisa sonriendo -tengo que irme a trabajar pero habla con mica ella te dirá a que hora tiene descanso para comer
-lo haré, nos vemos Bri- dijo Martina. Brisa la saludo con la mano y salio del apartamento
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Martina estaba nerviosa mientras subía en el ascensor de aquel edificio. Hasta ese momento no era consciente de lo importante que era la empresa de la castaña. Su auto y su casa eran maravillosos pero estaba intimidada por aquel edificio con el nombre Gonzalez por todas partes en letras elegantes. Cuando llegó a la recepción y dio su nombre le dijeron la autorización para subir y le indicaron donde estaba el despacho de Lourdes
Mientras subían en el ascensor Martina miró sus convers blancas, estaban bastante desgastadas y se arrepintió de no haberse arreglado más pero ya no había vuela atrás. Las puertas se abrieron y Martina salió con Isabella en brazos que tenía la cabeza apoyada en su hombros y observaba todo con curiosidad
Martina tuvo que preguntar em que direccion quedaba el despacho de Lourdes, le indicaron el kugar encontrándose con Micaela -hola-
Mica levanto la vista de la computadora -Martina, Isabella- dijo levantándose y dándole un pequeño abrazo con cuidado -me alegro de verte, llegas justo a tiempo. Lourdes acaba de terminar con un inversor-
-gracias Mica-
-pasa- dijo indicándole la gran puerta de madera -estaba recogiendo sus cosas- Martina sonrió y fue a abrari la puerta del despacho
-Mica...- empezó a decir Lourdes pero se quedó callada cuando vio a Martina en la puerta junto a Isabella en brazos quien apenas la vio empezó a tratar de escabullirse. Martina la dejó en el suelo y corrió hacia la empresaria que la alzó en brazos y la abrazo -que hacen acá?- dijo todavía con la niña en brazos
-invitarte a comer- dijo Martina sonriendo -si queres
-claro, claro que quiero- Lourdes se giro para mirar a Isabella -me alegro de verte Bells- dijo besando su mejilla con cariño
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Estar con ella- Martuli
RastgeleQuien diría que besar a una desconocida en un callejón iba a cambiar su vida para siempre