Martina sentó a Isabella en el sofá mientras Lourdes terminaba de preparar la cena. Aún era demasiado pronto para contarle sobre el embarazo, pero sí tenían que hablarle sobre los padres de Martina
Isabella no se quedaba quieta, así que Martina puso sus manos en los hombros de la pequeña -Necesitas prestarme atención durante cinco minutos- Ella simplemente asintió -Hoy vendrán dos personas a cenar para conocerte-
Inclinó la cabeza hacia un lado -¿Elsa y Anna?-
La morocha no pudo evitar soltar una risa -No, no son Elsa y Anna-
-¿Olaf y Sve...?-
-Isa- interrumpió -no estamos jugando a adivinar, y esos dos ni siquiera son personas- la niña asintió con una pequeña sonrisa -Van a venir a cenar tus abuelos-
Isabella empezó a reír -Mami, ya conozco a los abuelos-
-No, mi amor, van a venir tus otros dos abuelos. Tus abuelos son los padres de mamá, pero hoy van a venir mis padres-
Dejó que la niña asimilara la información -No sabía que tenía más abuelos-
-Eso es porque los abuelos... se portaron mal con mami y con la tía Guada... pero los perdonamos y ahora quieren conocerte-
-Pero... ¿Son malos, mami?-
-No son malos- dijo esperando no estar equivocándose al darles otra oportunidad a sus padres -Hicieron cosas malas, pero... pidieron perdón- Isabella asintió -¿Tenes alguna pregunta?-
-No... bueno... ¿Crees que... les gustaré?-
-Claro que sí, mi vida- acaricio su mejilla.
-¿Y cómo se llaman, mami?-
-Tu abuela se llama Silvina y tu abuelo se llama Daniel-
Isabella empezó a reír -Esos nombres son graciosos-
-¿Ah sí?- le hizo cosquillas en la barriga -¿Por qué son tan graciosos?-
La niña se encogió de hombros sin dejar de reír.
Cuando Martina levantó la vista, vio a Lourdes observándolas desde la entrada del salón con una sonrisa. Ella tambien sonrió e Isabella se giró para ver lo que miraba su madre.
-Ma, ¿sabías que tengo dos abuelos más?-
Lourdes empezó a acercarse a ellas -Sí, lo sabía-
-Yo no tenía ni idea- nego con la cabeza y haciéndolas sonreír de nuevo. Isabella bajó del sofá y abrazó el cuello de su mamá. La mujer empezó a acariciar su espalda -¿Estás nerviosa, mami? Tu corazón va muy rápido- tenía la oreja sobre el pecho de su madre.
-Un poco- respondió con una sonrisa. Sintió cómo el sofá se hundía a su lado cuando Lourdes se sentó junto a ellas, rodeando a Martina con sus brazos.
En ese momento sonó la puerta y las tres giraron la cabeza -Vamos- Susurró la morocha
-Todo va a estar bien- beso la cabeza de su mujer -Yo abro- Lourdes se acercó a la puerta y encontró a los padres de Martina, quienes parecían tan nerviosos como su esposa -Hola, por favor pasen-
Decidió hacer las cosas bien, así que se inclinó para besar las mejillas de Silvina y le ofreció su mano a Daniel
-Lourdes- dijo el hombre -Felicidades, Silvina me contó...-
La sonrisa de la ojiverde se hizo aún más grande al recordar la vida que crecía dentro de ella en ese momento -Gracias- dijo honestamente -Aunque tengo que pedirles que no le digan nada a Isabella, es demasiado pronto-
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Estar con ella- Martuli
RandomQuien diría que besar a una desconocida en un callejón iba a cambiar su vida para siempre