Martina estaba atendiendo la barra del bar. No había mucha gente y lo agradecía porque estaba bastante cansada y aprovecho para pasar un trapo húmedo sobre la superficie de madera cuando vio como alguien se sentaba justo delante de ella. Alzó la vista y vio a una mujer absolutamente preciosa, tenía el pelo castaño, tez blanca y llevaba un vestido negro que hizo que Martina recorriera su figura durante unos segundos, por suerte la mujer tenía la vista perdida entre la gente así que la rubia aprovecho en recuperar su compostura
-hola, que te sirvo?- pregunto. La mujer se giro y la miro por primera vez, Martina se quedó embobada con aquellos ojos verdes pero trato de disimular y continuo pasando el trapo por la barra
-emm una cerveza- dijo a mujer. Parecía un poco desorientada, como si estuviese esperando a alguien
Martina le dedico una sonrisa y fue a buscar su cerveza, segundos después la dejo frente a ella -gracias- contestó la mujer misteriosa esbozando una pequeña sonrisa
Martina continuo atendiendo a los diferentes clientes pero cada pocos minutos no podía evitar volver a mirar a aquella mujer, parecía triste, pensativa. Algo en ella quería acercarse y preguntar si estaba todo bien pero no se atrevía a hacerlo así que trato de distraerse con el resto de los clientes
Cuando la mujer terminó su cerveza, Martina dejó otra delante de ella -no he pedido nada- dijo mirándola con curiosidad
-invita la casa- respondió Martina. No sabía porque había hecho eso pero cuando la mujer le dedico una sonrisa radiante se alegro profundamente
Cada vez que pasaba por delante de ella no podía evitar sonreirle y para su sorpresa la mujer hacia lo mismo mientras bebía su botella
Cuando terminó su bebida miro su teléfono y se levantó. Se puso su campera y Martina no pudo evitar sentirse decepcionada ya que la iba a perder de vista. Se acercó a ella y recogió la bebida vacía, la mujer sacó su tarjeta de crédito pero Martina negó con la cabeza
-invita la casa recuerdas?-
-pero tome dos- dijo pasándole la tarjeta -déjame pagarte la primera-
Martina volvió a negar y aquella mujer de ojos verdes empezó a revolver en su bolso buscando algo y la rubia no pudo evitar arquear una ceja con curiosidad
-mierda- dijo mientras alzaba la vista -no... no tengo... dinero en efectivo, para la propina... iba a incluirla en la tarjeta-
Martina solto una pequeña risa, conmovida por lo nerviosa que estaba y alzó la mano -no te preocupes, es un placer invitarte-
La mujer misteriosa la miro con curiosidad -por qué?-
-parecías pensativa, espero que tengas buena noche- dijo Martina simplemente mientras colocaba unos vasos en su sitio detrás de la barra
-gracias- contesto con sinceridad clavando sus ojos en los de Martina
-aunque si puedes hacer algo para mi- dijo Martina limpiándose las manos en un trapo limpio
-decime- dijo la mujer sonriendo
-como te llamas?-
La sonrisa de la mujer se hizo aún mayor -Lourdes-
Martina extendió la mano -encantada de conocerte Lourdes, soy Martina-
Lourdes extendió su mano y estrecho la mano de Martina sin romper el contacto visual -gracias de verdad Martina, por ser amable conmigo-
La rubia no dijo nada y le sonrió asintiendo con la cabeza -buenas noches lourdes-
La mujer se dio la vuelta y salió del bar mientras Martina la seguía con la mirada. La camarera fue sacada de sus pensamientos cuando un cliente la llamo para pedir otra bebida
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Estar con ella- Martuli
RastgeleQuien diría que besar a una desconocida en un callejón iba a cambiar su vida para siempre