Habían pasado unos meses desde la boda y ambas se dieron cuenta de que su relación era sólida, resolviendo cada problema juntas. Pero esa mañana, Martina entró al despacho de Lourdes pálida y preocupada. Al verla, la colorada se levantó rápidamente.
-¿Estás bien? ¿Qué pasa?- preguntó confundida.
-Acabo de despedir a dos de tus empleados- respondió Martina
-¿Qué?- exclamó Lourdes sorprendida.
-Bueno, les dije que estaban despedidos, pero en realidad no sé si puedo hacer eso, solo soy la directora creativa, creo... creo que tenes que ir a despedirlos vos-
-Martina, ¿de qué estás hablando?- preguntó Lourdes confundida.
La morocha sacudió la cabeza y miró a su esposa. -Estaba en el ascensor y supongo que no me reconocieron porque empezaron a hablar de Guada y Ari. Algunos trabajadores las vieron juntas cuando vinieron hace unos días y...- suspiró -Dijeron que eran unas lesbianas asquerosas como nosotras, y... que Guada...- paró de hablar -¿Sabes qué? No quiero repetirlo-
Lourdes la miraba sorprendida -¿Y qué les dijiste?-
-Emmm- la miro nerviosa -Yo... levanté la vista del celular y toque el hombro de uno para que me miraran y... les dije que no volvieran a esta empresa si... si tanto asco le daban sus dueñas. Después pedí sus nombres-
Lourdes aun estando enojada sonrió -Está bien, dame los nombres, hablaré con recursos humanos-
-Estuve fuera de lugar, no soy la jefa, no debería haber despedido a nadie- dijo Martina caminando hasta la mesa de Lourdes y escribiendo los dos nombres en un trozo de papel.
-No, hiciste lo correcto- la ojiverde tomo el papel. -Escucha, quería hablar de eso-
-¿De qué?-
-Me gustaría darte parte de mis acciones-
Martina soltó una carcajada, pero Lourdes no se rió. -Lu, eso es una locura-
-¿Por qué? Estamos casadas-
-Pero no necesito ser dueña de la empresa, tengo un trabajo maravilloso, no necesito más-
-No es cuestión de eso. Me gustaría que tuvieras más influencia en la empresa- explicó Lourdes
-Yo no lo necesito, me gusta ser directora creativa- insistió Martina
-No estoy sugiriendo que dejes tu trabajo, pero me gustaría que fueras dueña de todo esto también, que tomes decisiones conmigo más allá del aspecto creativo- Martina parecía insegura y Lourdes tomo una de sus manos -Sos una Gonzalez ahora- paso sus dedos por su anillo de boda y de compromiso.
-No sé-
-Pensalo- dijo Lourdes dando un beso en sus labios -Y ahora...- se separo de ella -Tengo que ir a informarme de a quién despediste-
Martina soltó una pequeña carcajada.
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Aquella noche, Lourdes llevó a casa algunos informes para hablar sobre la idea de cederle parte de las acciones y Martina se quedó con la boca abierta cuando le mostró el valor de la empresa. Sabía cuánto dinero tenía, era mucho, pero no tenía ni idea del valor de las acciones.
-Cinco- dijo Martina
-¿Cinco qué?- La ojiverde levanto la cabeza de los papeles.
-Un cinco por ciento de tu parte, no pienso aceptar más-
-Mar, eso equivale a un poco más del uno con cinco por ciento del total- dijo Lourdes, quien había considerado darle la mitad de sus acciones.
-Y ese uno con cinco por ciento vale cientos de miles- le quito uno de los papeles de las manos -Estás muy bien posicionada Lulita-
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Estar con ella- Martuli
RandomQuien diría que besar a una desconocida en un callejón iba a cambiar su vida para siempre