Martina se encontraba en la cocina de la casa de los Gonzalez, desde ahí podía ver el jardín donde toda su familia celebraba el cumpleaños de Guada. Las risas y la alegría inundaban el ambiente, mientras sus hijas jugaban con Mateo y Lourdes charlaba animadamente con Brisa sobre su embarazo. Sus mejores amigas esperaban la llegada de su pequeña a finales de año.
-¿Qué haces sola?- preguntó Gabriela interrumpiendo sus pensamientos
-Estaba reflexionando-
-¿En qué?-
-En la suerte que tengo- dijo con una sonrisa.
Gabriela la abrazó y ella se apoyó en su hombro -Cuando llegaste a la vida de Lourdes, eras un desastre- comentó
-¡Eh!- protestó la morocha fingiendo enojarse -Hacía lo mejor que podía-
La mujer soltó una risa -Lo sé, pero eras una madre soltera totalmente aterrorizada de dejar entrar a alguien en tu vida, y por un tiempo pensé que le romperías el corazón a Lourdes. Pero me alegro mucho de que no fuera así-
Martina volvió a apoyarse en su hombro -Menos mal que tu hija es muy testaruda y no se rindió conmigo. Realmente era un desastre-
-Sos lo mejor que le paso en la vida- dijo acariciando su espalda -Y te quiero muchísimo, Martina-
-Yo también, Gabi- respondió rodeándola con sus brazos por la cintura.
-Ey- interrumpió Lourdes al entrar en la cocina -Esa es mi frase- Ambas mujeres se rieron separándose de su abrazo -¿A qué viene esto?- Las miro con los ojos entrecerrados.
Gabriela caminó hacia la puerta y le dio un golpe en el hombro a su hija -Solo faltaba que te pongas celosa de tu madre-
La ojiverde esbozó una sonrisa y su madre salió de la habitación para volver al jardín -Te estaba buscando, hace más de cinco minutos que no te veo y eso es totalmente inaceptable- dijo acercándose a Martina
-Totalmente inaceptable- respondió abrazándola. -¿Sabes en qué estaba pensando?- Lourdes negó con la cabeza -En lo que dijiste el otro día, cuando estábamos cuidando a Mateo-
-¿Qué dije?- La miro con confusión.
-Que harías cualquier cosa por mí-
Lourdes sonrió -Es verdad, y por Bells y Mimi también-
-Lo sé- respondió -Solo espero que sepas que yo también haría todo por ti-
-Lo sé, Mar, me lo dijiste ese dia y me lo demuestras cada día- afirmó la colorada atrayéndola para besarla.
-Tu madre me dijo que cuando nos conocimos pensó que te iba a romper el corazón porque era un desastre- comentó con una sonrisa.
-Sí que eras un desastre- coloco un mechón de pelo detrás de su oreja -Sin auto, caminando sola por la calle a las cuatro de la mañana, alejándome en cada momento... no entiendo qué te vi-
Martina soltó una carcajada -No te olvides de que te rechacé el segundo día que nos vimos, eso tuvo que dolerte en tu ego-
-Me dolió mucho- admitió Lourdes, pero estaba sonriendo -Pero bueno, supongo que sí sé lo que vi en vos para luchar por esto-
-¿Qué viste? ¿Fue Isabella verdad? No te pudiste resistir a ella-
-Estaba pensando más en tu trasero- susurró Lourdes mientras apretaba a Martina y la hacía saltar -Pero también en Isabella- agregó.
La morocha rió y apoyó su cabeza en el hombro de Lourdes -Te amo Lulita-
-Nunca me voy a cansar de escuchar eso- alejo su cabeza para poder besarla -yo te amo más- murmuró sobre sus labios
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Estar con ella- Martuli
DiversosQuien diría que besar a una desconocida en un callejón iba a cambiar su vida para siempre