REVELACIONES II

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Mira, mira, corazón, olvida el miedo que hay en ti

Es que deja de sufrir, todo aquello ya pasó

Grita y ponte ya a vivir que todo va a salir mejor


Dile ya, a tus papás, que no vas a regresar

Te vas con un loco que no te para de amar

A vivir salvajes, libres, libres allá en San Lucas

Tus ojos brillan más que la luna, sol y mar

San Lucas – Kevin Kaarl


Cuando la mujer vio bajar a Harry Potter de aquel auto oscuro, tuvo deseos de correr, pero era demasiado tarde. El hombre ya la había visto y no la dejaría ir tan fácil.

—¡Quita tus sucias manos de mí, Potter!

—¡Te dije que no abrieras la boca, Parkinson! ¡Te lo dije! —Gritó al tiempo que la apresaba contra la pared cercana—. La noche que me llamaste proponiendo una alianza fui bastante claro. ¿Viste lo que has logrado? ¡Ginevra ha echado a la basura mi carrera política! ¡Estoy acabado!

—¡Dije que me sueltes, estúpido! —Gritó de vuelta tratando de zafarse—. Lo que tu ex novia haya dicho no tiene nada que ver conmigo. ¡Y lo que te suceda tampoco! Son tus errores los que te hundieron, Potter, no yo.

Aquella fue una feroz bofetada para el mago. Algo que sabía, pero no deseaba aceptar. Sus manos se alejaron del cuerpo de la mujer y le sostuvo la mirada con coraje.

—Aprende a vivir con la consecuencia de tus errores, niño que vivió. Así como yo viviré con las mías... sin el perdón de Blaise.

—Tú lo sabías —murmuró Ronald Weasley cuando el pelinegro se dio la vuelta. Le había acompañado en el auto, en el asiento del copiloto, sin preguntar nada, pero lo escuchó todo.

—Ron...

—Tú lo sabías... Tú sabías que Pansy quería afectar la imagen de mi hermana y no hiciste nada. ¡Ni siquiera me lo dijiste!

—Ron, por favor...

—¡No, Harry! Estoy hasta la puta mierda de todo esto. ¡¿Acaso no ves que hace mucho dejé de estar de acuerdo con lo que haces?!

Los ojos de Harry se abrieron con notable sorpresa. El pelirrojo no le dio tiempo de articular palabra, pues siguió hablando de forma golpeada.

—De un tiempo hacia acá comencé a desconocerte. El Harry Potter que tengo frente a mí no es el chico tímido del cual me hice amigo en el Colegio... No estás ni cerca de parecerte a él.

—Sigo siendo el mismo, Ron. Soy tu mejor amigo.

—¿Sabes qué es lo peor, Harry? —Preguntó haciendo caso omiso a la aseveración ajena—. Que el hombre que miré en el reflejo del espejo los últimos meses... tampoco me era familiar... El hombre del espejo no era yo, Harry. Yo también comencé a desconocerme.

—Hicimos lo que teníamos que hacer. Cumplimos con nuestro deber.

—Lastimamos a las personas que amábamos. Lastimé a mi hermana, a mi única hermana... y eché a perder mi matrimonio por seguirte a ti. Pansy tiene razón —concluyó—. Mereces vivir para siempre con la consecuencia de tus actos. Igual que yo.

—¡Ron!

No importó cuántas veces gritó el mago, su amigo no se dio la vuelta. Solo pudo mirar la espalda de Ronald Weasley alejándose cada vez más, perdiéndose a la distancia. Por unos instantes tuvo el impulso de ir tras él, mas sus piernas no respondieron. Un sentimiento parecido a la culpa pareció frenarle.

SEÑOR AMANTE (Lucius Malfoy y Ginny Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora