REPROCHE

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La pelirroja despertó muy temprano... había tenido un sueño maravilloso... un momento... ¿había sido un sueño? Se llevó las manos a la sábana que la cubría para descubrir que estaba completamente desnuda.

Sonrió feliz de que ese hombre hubiera vuelto, una semana más sin ser suya y se habría vuelto loca... avanzó con sigilo hasta su armario y se sorprendió al ver una maleta azul en el suelo y unos trajes bien planchados colgados. Una sensación extraña le invadió el cuerpo... era algo muy extraño, pero no estaba molesta, al contrario, le gustaba saber que ese hombre deseaba marcarla como su propiedad.

Tomó la manga de una cara camisa verde y la olió... olía a él y la tela... mmm... era tan suave y delicada... lo amaba... lo amaba como jamás pensó amar. Se sentó en el borde de la cama y se quedó pensativa unos instantes... ¿cuándo se dio cuenta? No lo sabía a ciencia cierta... quizá aquel mago rubio siempre le había gustado... desde que era una bruja pequeña, pero no había querido aceptarlo.

Se incorporó lentamente, se vistió y por último se miró al espejo... era linda, era cierto... sonrió al contemplar una pequeña mancha purpura en su cuello... pensó ocultarla con magia, pero no... prefería verla ahí todo el tiempo y recordar al responsable.

Devoró su desayuno y tomó la poción anticonceptiva contenida en un pequeño frasco que guardaba en su bolsa... se alegró mucho de tomarlas a diario, pues aún no estaba para quedar en cinta... ansiaba llegar pronto al trabajo y verlo, había sido tan maravilloso llamarlo por su nombre que quería hacerlo de nuevo... un momento: ¿por qué estaba feliz de verlo? ¿Acaso no se había divertido mucho en su viaje?

Toda la felicidad anterior se desvaneció y fue reemplazada por una profunda tristeza...

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Lucius llegó muy temprano a su oficina y se extrañó al ver que su pelirroja aun no llegaba, pero no era algo grave, la noche había sido muy movida. Pronto la vio, llegó un poco apurada y con una expresión extraña en el rostro, ella no lo vio de inmediato, venía muy ocupada buscando algo en su bolso. Alzó la vista y se topó con unos profundos ojos grises...

Aquella mirada la hipnotizaba, era capaz de dejarla sin defensa alguna y entregarse sin reserva a ese mago... sacó fuerzas de lo más hondo de su ser e hizo una mueca de lado, como si le molestara verlo y caminó hacia su escritorio sin volver a mirarlo. Esa acción confundió al rubio... estaba acaso triste o... ¿molesta?

—¿Pasa algo?

—Nada que le importe —contestó fríamente haciendo que algo en el pecho del rubio comenzara a arder... la noche anterior le había llamado por su nombre y ahora... no pudo resistirse, la tomó de la cintura y la acercó a su cuerpo.

—Anoche fui Lucius... ¿acaso no lo recuerdas?

—¡Suélteme! —forcejeó entre sus brazos—.

—¿Eso es lo que quieres? —susurró en su oído al tiempo que metía su lengua haciéndola estremecer.

—S..ss...si...mmm —gimió sin poder evitarlo. Odiaba ser tan jodidamente débil—.

—No parece que sea así.

Comenzó a dejar una hilera de besos desde su cara hasta el cuello, acariciando los brazos desnudos con suavidad. Sonrió al contemplar la mancha púrpura que él le había hecho en un arranque de pasión.

Las manos de Lucius no se daban abasto... quería tocar toda la piel de la joven, explorar lo que había debajo de su ropa... Lamió, besó y mordió su cuello desnudo mientras Ginny cerraba fuertemente los ojos y se mordía para no gemir, pero no pudo, en una mordida de Lucius un gemido se escapó sonoramente de sus labios y el mago volvió a besarla.

Amaba que Lucius la besara, que la hiciera sentir todo lo que sentía en ese momento, junto a él se olvidaba de quién era, del tiempo, de todo... no quería que nunca acabara, que él jamás se marchara... pero algo la hizo cambiar de opinión.

—¿Qué te pasa? —preguntó molesto cuando la bruja lo empujó con toda la fuerza que fue capaz, ambos jadeaban tratando de recuperar el aliento.

—¿Te divertiste mucho en tu viaje? —soltó, tratando de parecer desinteresada, pero no lo logró, aquello pareció un reproche. No se detuvo a pensar que nadie le había pedido explicaciones a ese mago, en otra circunstancia quizá él la hubiera corrido a patadas, pero ahora era distinto... aquello le resultó excitante.

En toda su vida de casado, Narcissa nunca lo había cuestionado sobre sus viajes, negocios o romances y de haberlo hecho quizá la habría corrido... ¿quién se creía esa niña para meterse en su vida personal? Bueno... el caso es que... ¿estaba celosa? Sí... y eso lo volvía loco...

Contó hasta diez para controlarse y volvió a asirla de la cintura, ignorando su forcejeo y algunos golpes al estilo muggle que trataba de darle...

—¡Suéltame!

—No... hasta que me contestes algo...

—No tengo nada que contestarte... nada...

—¿Estás celosa?

La pregunta dejó a la joven sin habla... ¿estaba celosa? Sí y mucho... pero no pensaba decírselo, eso sería equivalente a una declaración de amor.

—Me importa un jugo de calabaza agrio lo que hagas en tu tiempo libre—declaró tratando de no hacer contacto visual

—No te creo —negó él sin soltarla— pero ultimadamente no me importa, lo que haré será volver a besarte.

—No se atre... —la boca de Ginny fue callada por unos labios que la presionaron fuertemente y una lengua que hambrienta... no se pudo resistir, qué más daba lo que había hecho en aquel viaje si en ese momento era ella la que estaba en sus brazos.

Se agarró con fuerza de la rubia melena y se pegó más a su cuerpo sintiendo el calor que emanaba de él, restregó sensualmente su cadera a la del rubio y algo despertó en el mago... esa joven sí que lograba volverlo loco. Ginny tampoco se quedó a atrás, quería volver a tocar el pecho del mago... hacerlo sentir el torrente de emociones que ella sentía en lo más profundo de su ser.

El sonido del comunicador de Ginny los hizo dar un respingo al tiempo que se separaban con rapidez.

—¿Sí? —preguntó la pelirroja un poco agitada observando como Lucius se pasaba una mano por el cabello maldiciendo mil y un veces al maldito que se atrevía a llamar en aquel momento—. Claro, supongo que Rubén debió salir por algunos papeles, hazlo pasar. Lo atenderé personalmente.

—¿Qué pasa?

—Parece ser que un patrocinado tuyo quiere una cita para hablar sobre tu patrocinio.

—Bien —aceptó avanzando a la oficina—, quiero que le tomes los datos, me los hagas saber y depende de lo que te diga lo haces pasar.

Ginny asintió y se quedó de pie esperando a aquel extraño que hablaría con ella.

SEÑOR AMANTE (Lucius Malfoy y Ginny Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora