GRANGER VS WEASLEY

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Hermione apagó su comunicador sin ganas de responder llamada alguna. No estaba interesada en los problemas de San Mungo, mucho menos en saber si su esposo ya sabía sobre la relación de Ginny y Lucius Malfoy. Tampoco quería recordar los besos de Draco ni el dolor en su pecho cuando conoció a Digal.

Sentía asco de sí misma. Ella sola se daba lástima.

Hermione Jean Granger, la leona del trío dorado de Hogwarts, el orgullo de Dumbledore, la alumna más destacada de Griffyndor, la mejor amiga de Harry Potter y enemiga hasta la muerte de Draco Malfoy ahora, años después, daba pena.

Sí, daba tanta pena...

Hermione parecía una marioneta sin vida sentada en una de las bancas más alejadas del parque cercano a su casa. Llevaba un par de horas pensando si lo mejor era pagar un motel cualquiera, huir de la ciudad o simplemente enfrentar a Ron. Ni siquiera sabía si Harry ya había hablado o pensaba callar un tiempo. Harry era inteligente y quizá tenía un plan macabro bajo la manga.

Herms no estaba en condiciones para descifrarlo en ese momento. Una parte dentro de ella deseaba que el niño que vivió no hubiese contado nada a su esposo, la pregunta era, ¿podría ella actuar como si nada ocurriera frente a Ron? ¿qué mentira le daría esta vez? Estaba anocheciendo. Si por mala suerte el pelirrojo había ido a buscarla a San Mungo o quizá llamado a la oficina al no localizarla en su comunicador mágico, probablemente el hombre estuviese molesto y con ganas de una muy buena explicación. Explicación que ella no tenía ni sabía cómo inventar.

Sentía que poco a poco la relación con Ron se iba al caño, sentía como día a día lo perdía un poco más, o tal vez era ella alejándose. Quizá se trataba de ella mandándose mensajes con Draco, quizá era ella bebiendo un café con el heredero de los Malfoy, el más pequeño de los Black.

Sí, quizá eran las risas y momentos compartidos junto a aquella maldita serpiente los que la alejaban cada vez más de su hogar.

Hermione definitivamente no tenía una excusa qué dar a Ron. Tal vez fuese mejor encontrar a su marido enterado de los hechos por parte de Harry. Sería un alivio por una parte, pero por otra... ¡Joder! ¿Qué coño pensaba contar? ¿La verdad? ¿Y cuál era la verdad? Hermione no entendía muy bien qué le diría a Ron porque ni siquiera ella misma entendía lo que pasaba. Sentía cosas extrañas por Draco, pero no estaba segura hasta qué punto se podría tratar de amor.

Durante años estuvo enamorada de Ron al grado de llorar por él y desear lanzarle una bludger voladora a ver si con eso reaccionaba de una vez por todas y le pedía salir con él, en lugar de dejarse atrapar por una gata cualquiera como Lavander.

Aquello, ahora, se notaba tan distante.

No era definitivamente la Hermione que siempre estuvo enamorada de Ron, de la misma forma que Ginny tampoco era más la eterna enamorada del salvador del mundo mágico.

SEÑOR AMANTE (Lucius Malfoy y Ginny Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora