SEÑOR AMANTE (Lucius Malfoy y Ginny Weasley)

¿QUÉ FUE ESO?

¿Qué había hecho?

Había besado a la mocosa de Arthur Weasley... ¡una Weasley! A una maldita traidora a la sangre.

Esa mujer iba a volverlo loco. Comenzando con la pequeña ropita que llevaba, su cuerpo definido... sus piernas... su pelo... su boca...

¡Maldición!

Otra copa chocó con la pared rompiéndose en mil pedazos... pero... no había estado mal aquel beso... su boca simplemente era... deliciosa.

Si ese momento se hubiera repetido un millón de veces la habría besado ese millón veces más. Sintió un poco de celos al pensar que compartía aquella boca tan adictiva con el maldito de Potter... sí que era adictiva... la acababa de besar y ya quería repetirlo.

Abajo, Narcissa se debía estar preguntando qué le pasaba a su esposo que últimamente andaba muy raro... era la segunda noche que rompía copas... Miró alrededor de la habitación y bajó las escaleras, no estaba dispuesto a dar cuentas o explicaciones y menos a su esposa.

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Ginny se acostó y miró al techo...

Instintivamente se llevó la mano a los labios... ¿qué demonios le sucedía?

Lucius Malfoy la había besado... ¡y le había gustado!...

Podía sentir sus cálidos labios en los de ella... su lengua tratando de explorar cada rincón de su boca... Ni siquiera Harry la había hecho sentir así... ¿qué le estaba pasando? Aquel mago la aborrecía tanto como ella a él. Porque lo odiaba, ¿verdad?

Se giró unas cuantas veces antes de dormirse...

No dejó de pensar en él ni un momento, pero debía preocuparse porque a la mañana siguiente iría a casa de sus padres y necesitaba sonreír como si nada y no decir absolutamente nada acerca de su trabajo.

Poco a poco se quedó dormida y, en esos sueños, apareció un gallardo mago rubio que le había robado el corazón...