LA MADRIGUERA

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—¡Cariño! —gritó Molly al verla entrar en la madriguera—. Te he extrañado tanto...

—Yo también, mamá —la abrazó con fuerza—. Yo también.

—Sabes que esta casa está disponible para ti, cuando quieras...

—Gracias, mamá —sonrió—, pero aún es muy pronto para volver, ¿y el resto del mundo?

—Están afuera con tu padre, creo que quieren encontrar algunos gnomos... ya sabes... tu padre y sus ideas, ¿puedes ayudarme a poner la mesa?

—Claro, oye... —preguntó despreocupadamente mientras ponía los cubiertos—. ¿Llegó Harry?

—Sí, hace un rato, pensé que vendría con Luna porque también la invitamos pero... parece ser que ella no pudo. ¿Han hablado?

—No —cortó Ginny—. Creo que iré a saludar.

Salió al patio y, en efecto, ahí estaba su padre hablando animadamente con Harry, Ron y Hermione, quienes fingían ponerle interés. Su ex novio se veía muy bien y por alguna extraña razón no se sintió triste al recordar que ya no la amaba.

—Ginny —la abrazó la castaña.

—Hola, Herms.

—¿Cómo has estado?

—Bien, gracias ¿y tú? Ni creas que me he olvidado de la boda, ¿qué tal va todo?

—Bien, igual —respondió su futura cuñada—. Todo va bien, aunque nunca se sabe en qué momento te alcanzará la prisa.

—Hermanita —la besó Ron en ambas mejillas—, tienes que encargarte de ayudar a Hermione en todo, entre tú y Luna quiero que la conviertan en la novia más hermosa de todo el mundo mágico.

Ginny sonrió y miró de reojo a Harry a quien todavía no se acercaba a saludar, pero pudo ver una pequeña mueca de culpabilidad en el rostro del moreno al escuchar el nombre de Luna.

—Hola, Harry —lo saludó.

—Hola, Gin —la besó—. ¿Qué tal todo?

—No me quejo, ¡papá!

—¡Hija! Me alegro tanto... anda, pasemos a la mesa, George no tardará en llegar. Mira ahí viene.

George saludó a todos y entre risas se sentaron a comer, y empezaron a hablar de la próxima boda de Ron.

—¿Qué tal va todo? —preguntó el señor Weasley—.

—Fue lo mismo que pregunté al llegar, papá —comentó Ginny dejando escapar una risa suave—.

—Pues bien, ¿verdad Herm?

—Sí amor, de hecho ya hemos estado cotizando algunos lugares, yo prefiero algo privado... pero Ron quiere que casi todo el mundo mágico asista.

—No casi todo amor, todo el mundo mágico —rió haciendo que todos lo siguieran—. Por cierto, cambiando de tema, Herm y yo fuimos a ver algunas casas pues aún no encontramos la adecuada y ¿a quién creen que vimos?

—¿A quién? —curioseó George con la boca algo llena—.

—A Lucius Malfoy —completó Hermione y Ginny sintió que se ahogaba con un pedazo de carne, carraspeó un poco y tomó de golpe su jugo de calabaza.

—¿De verdad? —se extrañó el señor Weasley—. Afortunadamente tengo tiempo sin verlo.

—Y tiene suerte —dijo la castaña—, es un sínico.

SEÑOR AMANTE (Lucius Malfoy y Ginny Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora