MUNDO MUGGLE | PARTE 1

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El comunicador de Lucius no se encontraba cerca por lo que tomó el de la pelirroja que yacía a su lado, se sorprendió tremendamente al ver la hora y marcó el teléfono de su secretario. Gracias a Salazar conocía de memoria aquel número, le había sido de tanta utilidad en diversas ocasiones.

Agradecía tener tan buena memoria.

-¿Miss Weasley? -preguntó Rubén al tiempo que se escuchaba como movía un montón de papeles. Se notaba bastante atareado, lo normal en aquella oficina.

-¿Rubén?

-Lo siento, señor -se sorprendió al escuchar a su jefe con el comunicador de su asistente a esa hora de la mañana, más cuando ninguno de ellos estaba en la oficina...

-Baja la voz -ordenó al ver que Ginny se movía a su lado, como a punto de despertar-. Le he dado libre el día a mi asistente personal y por mi parte, yo no creo poder ir a la oficina hasta mañana.

-Entonces...

-Estás a cargo.

-Bien, yo...


Lucius colgó, era siempre él quien se quedaba con la última palabra y eran órdenes. Nadie podía replicarle o sugerirle algo, nadie, por algo era el jefe. Sin duda los rastros de su vida como mortífago seguían ahí. Tan altivo, arrogante y autoritario.

Volvió a pasar sus dedos por el rostro de su pelirroja y la vio abrir los ojos con lentitud, tardó un poco en acostumbrarse a la luz y...


-¿Pero que dem...?

-¿Tan feo estoy? -se mofó el rubio-.


Ginny se sentó de golpe en la cama y miró al sexy hombre que estaba acostado a su lado, se quitó la sábana y suspiró al comprobar que él llevaba su pantalón y la bata azul aún cubría su cuerpo, nada había pasado. Lucius la tomó de la mano y trató de volver acostarla. Un escalofrío le recorrió el cuerpo, había dormido en los brazos de ese hombre, era la primera vez que se quedaba, la primera y no sólo se había quedado, la había abrazado, la había apretado contra su pecho y se había arrullado escuchando los latidos de su corazón, ese corazón que palpitaba sólo con verla, al que le había devuelto la vida con el rojo de su pelo.


-Es muy tarde -se quejó para no volver a acostarse-.

-Calma -pronunció el rubio abrazándola nuevamente-. He hablado con Rubén, tienes el día libre.

-Gracias -fue lo único que pudo decir. ¿Es que acaso podía decir algo más?


Suspiró largamente y se abrazó a ese hombre aspirando su fragancia... olía tan bien que no supo cómo se encontró dándole pequeños besos en el cuello. El mago sonrió, se colocó sobre ella y atacó igualmente su cuello como una serpiente venenosa, mordiéndolo con suavidad mientras ella lo pegaba más hacia sí tomándolo por la nuca.

El pecho desnudo de Lucius, las uñas de Ginny en su espalda y la bata azul no ayudaban en nada y algo comenzaba a cobrar vida en el cuerpo del mago. El sonido del cristal los hizo parar y dirigir la vista hacia la ventana.


-¿Qué pasa?

-No lo sé -dijo Ginny aún bajo su cuerpo-, parece que es una carta.


Lucius se dejó caer (molesto por la interrupción) en la cama y la joven se dirigió hacia la ventana, la abrió y tomó la carta que una lechuza llevaba en el pico. Pensó que entraría pero apenas entregó la carta se alejó volando en dirección opuesta. Pudo leer su nombre perfectamente escrito y supo que aquella no podía ser otra que Hermione Jean Granger.

SEÑOR AMANTE (Lucius Malfoy y Ginny Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora