LOS PRÍNCIPES DE SLYTHERIN

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—¿Ya me vas a contar lo que te pasa? —Preguntó Pansy cerrando la puerta tras de sí

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—¿Ya me vas a contar lo que te pasa? —Preguntó Pansy cerrando la puerta tras de sí. En todo el camino hasta el departamento que compartía con Blaise no pronunciaron palabra, ahora le parecía justo que su amigo le dijera lo que estaba ocurriendo.

—Algo de lo que prefiero no hablar.

—Draco, eres mi amigo, al menos eso creo. Desde que te fuiste a Francia perdí el contacto contigo, hemos hablado, sí, muy pocas veces. Cuando lo hacíamos era un resumen de nuestro día y luego... nada. Nunca supe cómo estabas, si te sentías mal por lo de la guerra, si lograste encontrar una amiga como yo, un amigo como Blaise... no supe nada Draco, no sé nada. Por el contrario tú parece que sabes mi vida entera, sabes que ando con Blaise desde hace mucho tiempo, pero lo que desconoces es que el corazón se me parte al pensar que terminaremos mucho antes de llegar al altar... sabes que he mostrado mi cara real al mundo, la sonrisa franca y sincera, pero no te imaginas cuánto trabajo me costó romper el orgullo de años, cuánto trabajo me costó deshacerme de la vergüenza.


El chico se quedó en silencio mirando a su amiga, no sabía qué decirle, no quería contestarle.


—Draco —siguió—, tú nos dejaste, nos abandonaste. No te quedaste a enfrentar la amargura del fin de la guerra, del triunfo de Harry Potter, el dominio del león sobre la serpiente, no lo enfrentaste. Huiste sólo como un cobarde puede hacerlo, como un auténtico Malfoy.

—Eso soy, ¿no? Una serpiente cobarde igual que tú —espetó sin poder contener su ira—. Porque déjame recordarte que tampoco eres una santa, Pansy.

—¡Lo sé, Draco! Créeme que lo sé, ahora estoy pagando una a una las cosas malas que hice a lo largo de mi vida en Hogwarts y no sabes cuánto me arrepiento de todo.

—Las cosas no fueron tan fáciles como crees, yo también sufrí, no huí como un cobarde, Pansy, quizá tú creas eso, tal vez el mundo lo piense, pero no huí. Al menos esa no era mi intención.

—¿Entonces? ¿Sólo tomaste unas muy largas vacaciones? Demasiado largas diría yo.

—Quería olvidarme de que era un Malfoy —confesó sin prestar atención al comentario burlón de la mujer—, quería aprender a hacer exactamente lo que tú hiciste, convencerme a mí mismo de todo, buscar mi yo interior, esa parte de mí que nadie conoce, volver a empezar para luego volver.

—¿Lo conseguiste? —preguntó un tanto avergonzada.

—No. Cuando llegué allá olvidé los motivos por los que me iba, olvidé que debía encontrarme conmigo mismo, que debía cambiar y me comporté exactamente como un Malfoy lo hace, como mi padre lo hacía.

—Mujeres.

—Muchas. Toda mi vida era aventura, fiestas, riesgos que amaba correr. Papá restablecía su reputación acá, la empresa crecía, me comunicaba de vez en cuando y no tenía temor, puesto que no había que dar la cara a nadie ni responder cuestionamiento alguno.

SEÑOR AMANTE (Lucius Malfoy y Ginny Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora