MENTIRA

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Harry regresó vestido, su cabello iba mojado y revuelto por lo que Ginny tuvo que reprimir el impulso de tocarlo. Salieron, pero justo antes de llegar a la puerta Luna los esperaba para decir adiós.

—Ginny...

La pelirroja ni siquiera la miró, había "aceptado" las excusas de Harry solo porque no quería que la viera llorar o que muriera a causa de su terrible hermano. Harry tomó a su novia de los hombros y le dio un fugaz beso en los labios para evitar que la otra lo mirara, pero pese a eso Ginny lo vio y no le gustó mucho lo que sintió en la garganta al verlo con ella.

El trayecto fue silencioso y minutos después llegaban tarde a la madriguera pues se escuchaban desde lejos las carcajadas de Ron, se preguntaron por qué reiría.

—¡Harry! —gritó Hermione al verlo y lo abrazó fuertemente cuando éste se acercó a la silla que ocupaba en la mesa para saludarla—. ¡Los eché tanto de menos! ¡Ginny... me da tanto gusto!

—A mi igual —sonrió Ginny.

—Colega —lo saludó Ron con un apretón de manos para luego saludar a su hermanita.

—Anden tomen asiento —se apresuró la señora Weasley señalando dos asientos vacíos frente a Ron y Hermione, junto a ellos estaba George que sólo había saludado de lejos a Harry y a la cabeza del pequeño comedor un serio señor Weasley que sólo disimulaba comodidad, tanto él como el sobreviviente de sus hijos gemelos estaba al tanto de lo que Ginny planeaba hacer para evitar un enfrentamiento entre los mejores aurores de Londres mágico.

—¿Y bien qué cuentan? —preguntó Hermione—. Aquí tu hermano anda muy misterioso, dijo que hasta hoy me iba a decir lo que traía entre manos.

—Tenemos que hablar con ustedes —soltó Ginny haciendo caso omiso al comentario de la castaña.

—¡Ah, no! —dijo Ron—. Primero tengo que hablar yo.

—Pero es muy importante...

—No, me temo que tendrás que esperar, hermanita, porque yo ya tengo planeado lo que voy a decir y no sea una infección del viejo Merlín y me arrepienta.

—¿Dé que rayos hablas? —preguntó el señor Weasley, pero pronto su hijo se arrodilló frente a su novia sacando una pequeña caja de terciopelo negro.

—Hermione, ¿te quieres casar conmigo? —preguntó dulcemente—.

Sin pensarlo dos veces Hermione se abalanzó sobre el pelirrojo y lo besó como nunca, al tiempo que él incrustaba la sortija en uno de sus dedos. El señor y la señora Weasley sonrieron junto a George, pero Harry y Ginny solo se miraron, después de eso, sería muy difícil dar la noticia.

—¿Y bien? Ahora ya pueden hablar —dijo Ron—. No... esperen... ¡también se casan! Eso sería fantástico.

—No —se alarmó Harry moviendo las manos—, para nada

—¿Entonces? —se desilusionó Hermione.

—Pues... —tartamudeó Ginny, tenía planeado lo que iba a decir pero era muy difícil teniendo a su hermano enfrente— bueno... esta noticia no es del todo buena... bueno... hasta cierto punto lo es... al menos para mí... pero para... es que...

—Habla pronto, Ginny —comenzó a enojarse su hermano—. Sabes que no me caracterizo por tener mucha paciencia.

—Es sobre Harry y yo... nosotros... más bien yo estoy... yo...

—¿Estás embarazada? —gritó levantándose de la mesa y tratando de llegar hasta Harry quien instintivamente se puso de pie al igual que Ginny y el resto de la familia—. ¡Te juro que te mato Harry! ¡Te voy a matar!—No, Ron —lo sostuvo George de los hombros—, cálmate.... Ella aún no termina...

SEÑOR AMANTE (Lucius Malfoy y Ginny Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora